Rápido… ¡digan el primer villano comiquero que se les venga a la mente! Ok, ahora: ¡digan su plan malévolo para… conquistar el mundo! Exacto: la gran gran mayoría parecen tener la idea forzada y aburrida de querer conquistar al mundo/galaxia/universo con planes gigantescos para destruirnos.
Wow.
Ahora, Michael Keaton (el Batman de mi infancia, por cierto) por fin nos muestra a un villano con los pies en la Tierra y con una motivación real: volverse rico traficando armas y darle un futuro a su familia. Un futuro que, según él, los poderosos y ricos (te hablan, Tony Stark) le quitaron. Imaginen a Tyler Durden con un traje para volar.
“The Vulture”, como es un contexto general de la cinta, es un personaje que evidentemente cuenta con su plaga de lugares comunes, pero aún así tiene objetivos claros, genera empatía e incluso, justifica su causa sin deseos de inmortalidad, sino más bien de paternidad maquiavélica. El fin justifica su maldad.
De verdad, se agradece que no existan estos villanos megalomaniacos que perforan el planeta para nuestro apocalípsis.
(Ah, y como plus: es protagonista de una de las escenas más angustiantes del año: un discurso que da en su auto. Miedo. Mucho miedo)