THE COATHANGERS
En la portada del EP Parasite, que la banda lanzó recién este año, aparecen las tres músicas dibujadas como sirenas infernales. Una verdadera lástima que suceda en un momento en que la música se comercia de forma digital, porque el arte se ha convertido en un recuadro diminuto que apenas se aprecia en la pantalla de un teléfono.
“Yo sigo siendo muy fan de comprar discos en vinilo, no creo que la música sea un producto desecha- ble”, sostiene Meredith.
Respecto a sus composiciones, fuer-
temente enraizadas en
géneros como el punk y el garage, con fuertes toques revival, el grupo origina- rio de Atlanta desprende en cada guita- rrazo una rabia fuera de serie.
“Tardamos sólo una semana en gra- bar el EP. Todo sucede así entre noso
tras, de una manera muy veloz. Somos complicadas, como complicado es el mundo exterior, y si no tuviéramos la música para liberar esa rabia y esa frus- tración que nos poseen, no sé qué hubie- ra pasado. Contar con el escenario como válvula de escape es un privilegio”.
Entre las canciones que po- dremos escuchar durante su actuación en México figuran falsas baladas como ‘Drifter’ o temas mucho más acelerados como ‘Wipe out’.
Meredith explica: “No tenemos una sola línea de composición. De repen- te todas opinamos y estamos en diferen- tes modos. Es por eso que cada canción funciona como el fragmento de un libro y entre todas te cuentan una historia”.
Riot millennials
Por supuesto, se consideran feministas. De hecho, el nombre de la agrupación proviene de un salvaje método abortivo.
Pero ellas entienden el feminismo como “amar la libertad que tienen las mujeres y los hombres de hacer lo que les venga en ga- na, respetándose. Para nosotras, por ejemplo, significa estar en una banda y tocar punk”.
Del mismo modo, se confiesan here- deras del Riot grrrl, movimiento feminista ligado a la música alternativa que surgió en la década de los 90 en Washington. Sus principales representantes fueron Bikini Kill, L7 y LeTigre, entre muchos otros.
