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Maltrato Animal. Cibernautas al Rescate

Escrito por:Jafet Gallardo

Les cortaba la cabeza, los dividía en partes y se tomaba fotos en donde portaba sus cadáveres como si fueran trofeos de guerra. Por las noches salía a cazarlos, preferentemente de madrugada, para practicar en sus cuerpos lo que había aprendido cuando trabajaba en un rastro: extirpar los órganos, separar los huesos y ponerlos al sol para secarlos. Así incrementaba su tétrica colección.

Las presas eran perros callejeros, víctimas de un joven con posibles desórdenes mentales. Los desollaba salvajemente mientras sus amigos y novia, con el mismo desequilibrio, lo grababan en video.

El nombre del verdugo es –paradójicamente– Ángel, tiene 23 años y se hizo famoso como el “Mataperros de San Vicente Chicoloapan”, población cercana a Texcoco, Estado de México. Sus actos jamás habrían salido de este pequeño municipio de no haber sido por su afán de demostrarle al mundo por medio de las redes sociales, específicamente Facebook y Youtube, que sus “sacrificios” estaban dedicados a Satanás y al demonio Adramelec, de la mitología fenicia, a quien supuestamente se le debían los sacrificios infantiles. Por fortuna, los protectores de animales también lo observaban.

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“Aunque me vea malote”

Ángel amenazaba en los status de su cuenta de Facebook que llegaría a matar 100 perros como sacrificio para “su padre”, de los cuales ya llevaba seis. Con faltas de ortografía y un notable odio reprimido, se describía a sí mismo en su ya desaparecida cuenta: “soy sociable amigable tengo manias que ala gente no les gusta mucha gente me jusga sin saber como soy y eso me enoja soy sencible aunque me vea bien malote… (sic)”.

De no haber sido por esas mismas redes sociales en las que exhibía sus atrocidades, el Mataperros hubiera continuado con sus sangrientas acciones. Un luchador por los derechos de los animales activó una cuenta falsa de Facebook con la que se ganó la confianza de Ángel y consiguió sus datos personales. El activista se hizo pasar por un músico de blackmetal que buscaba reclutar un bajista (gracias a la cuenta de Ángel se dio cuenta de los gustos musicales del Mataperro y que tocaba el instrumento), y después de tres meses de conversaciones por este medio obtuvo el teléfono del asesino, sus familiares, su dirección y datos precisos acerca de las escuelas a las que había asistido, así como del rastro donde había trabajado. El usuario anónimo se ganó la confianza del asesino de perros, de quien obtuvo más detalles acerca de los crímenes.

Fue así como la denuncia llegó a Graciela Mata, activista pro animal, abogada de profesión con maestría en derecho civil y directora de la asociación protectora de animales, Por los que no tienen voz A.C.

La sorpresa fue que en Argentina, algunos activistas habían descubierto las fotos que el Mataperros de Texcoco subió a la red, por lo que la información explotó y repentinamente el asunto tuvo réplicas internacionales. Gente de Alemania, Estados Unidos, España y Holanda denunciaron las fotografías y la gente en México comenzó a buscar justicia, exigiendo la cabeza del torturador de perros.

Los animales son cosas

Graciela Mata recuerda lo que sucedió con el caso: “Tanto él (Ángel), como sus familiares, se vieron amenazados. Fue una sacudida social. Nosotros nos desvinculamos un poco, pero la autoridad empezó a salvaguardar los derechos del tipo para que no le fuera a pasar nada después que recibió amenazas de muerte”.

Lo que comenzó como un escándalo relacionado con la crueldad hacia los animales, se convirtió en un asunto de agresión hacia una persona. En la opinión de la directora de Por los que no tienen voz A.C., nuevamente quedaron demostradas las limitaciones de la ley respecto a la defensa de los animales.

“Nos falta mucha regulación. Si la Ley de Protección a Animales se volviera al ámbito federal, cambiarían las cosas”, considera.

La activista argumenta que debido a la regulación que existe en México con respecto al maltrato animal, el procedimiento legal de casos como el del Mataperros es casi inexistente. En la mayoría de estos sucesos, es mayor la presión social que puede lograrse, por ejemplo, a través de las redes sociales, que lo que puede hacer la ley.

“En México, los animales en materia civil son considerados cosas, no poseen derechos como tales”, denuncia. “Existe una Ley de Protección a los Animales en el Distrito Federal y un reglamento de reciente creación. A partir de su publicación, se estableció la posibilidad de que las personas denuncien los casos de maltrato animal ante un juez cívico, pero la forma en la que proceden las sanciones es irrisoria; va desde multas muy bajas hasta detenciones por 24 horas”.

El caso del joven de Texcoco fue distinto porque sucedió en el Estado de México, donde no existe una regulación federal. Todas son a nivel estatal y “lamentablemente estos delitos se convierten en delitos sociales ya que en materia penal no se puede hacer mucho”, explica la activista. Pero a delitos sociales, redes sociales.

La máxima acción legal que podía realizarse en contra de Ángel era un arresto por 36 horas y una multa por 2 mil 500 días de salario mínimo. Sin embargo, su castigo vino de la mano de Facebook. Hecha pública su dirección, la gente se manifestó afuera de su casa con pancartas en que se leía “Asesino”. Su caso salió en un noticiario de televisión y se crearon grupos cerrados en Facebook como “Unidos en contra del asesino de perros de Texcoco Ángel (y su nombre completo)”.  El aludido no soportó la presión, borró sus cuentas y con una nueva subió un video a Youtube disculpándose públicamente, argumentando que nunca mató a ninguno de los perros porque los encontraba muertos y que lo hacía únicamente por su gusto a la taxidermia.

Ecologistas que montan elefantes

Para Graciela Mata, a pesar de todo la lucha por los derechos de los animales parece ganar algunas batallas: “Gracias al impulso que la comunidad animalista ha tenido en las redes sociales, los políticos ya toman en cuenta a los defensores de animales como un nicho.  Saben que se trata de una comunidad en crecimiento”.

Paradójicamente, existen políticos que en promoción de un partido supuestamente ecologista, como es el caso de la alianza PRI-PVEM, utilizan animales para causar mayor impacto mediático. El aspirante a delegado por la Miguel Hidalgo, Xavier González Zirión, causó tremendo descontento en las redes sociales al rentar una elefanta conocida como “Mimi”, al Barley Circus por 150 mil pesos, para desfilar montado en su lomo como parte de su campaña. De igual manera, se usó a un cachorro de jaguar mexicano, especie en peligro de extinción, en la feria de Tecamac para tomarse una foto con el animal y la insignia de ambos partidos. Ambos actos violan la Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal en la cual se prohíbe la utilización de animales para cualquier tipo de propaganda política o comercial. Ambas acciones no tuvieron repercusión legal, pero sí en la red. Los usuarios convocaron a boicotear al político y su partido.

Para Daniela Acosta, protectora y rescatista independiente, la denuncia social enfocada a la causa animalista siempre será positiva y genuina. Sin embargo, los intereses políticos y económicos son los que cuentan con la autoridad para aprobar o no un cambio. A través de las redes sociales se ha convocado a manifestarse a favor de los derechos de los animales. Pero a pesar de que más de siete mil personas se congregaron en el Zócalo capitalino exigiendo la abolición de la tauromaquia, la iniciativa no pasó al pleno y se quedó congelada hasta septiembre con la siguiente legislatura.

“Pero la presión puede darse, esta vez en las calles, exigiendo, levantando la voz por los que no la tienen y usando las redes sociales como las herramientas de apoyo inamovible y permanente”, subraya la activista.

Graciela Mata, de Por los que no tienen voz A.C., concluye: “Gracias a las redes sociales, entre 2010 y 2011 rescatamos un total 800 animales. En lo que va del año llevamos 25 animales. Cada vez somos más, cada vez nos hacemos más fuertes y sólo así se pueden cambiar las cosas en este país”.

 

Cifras a lo bestia

100% de los perros que ha albergado la organización Milagros Caninos —entre 2 mil a 3 mil de 2004 al 2009— han sido maltratados, torturados, violados o vejados;  el total de los responsables son hombres, y 80% de los “peores torturadores” pertenecen a la clase socioeconómica alta; quienes tratan de ayudar a los heridos son, predominantemente, pobres.

1millón de mascotas aproximadamente sufre maltrato en México, según cálculos de organizaciones protectoras.

70% de los acusados de delitos como violación, homicidio y secuestro han hecho lo mismo previamente con animales, de acuerdo con estudios realizados en Estados Unidos, Inglaterra, Suiza y Alemania.

10 horas se sometió la activista Jaqueline Trade a los mismos experimentos que sufren los animales en laboratorios como aplicación de líquidos irritantes en los ojos, ser arrastrada con una cuerda e inyectarse hasta sangrar, en una de las más famosas calles de Inglaterra, como forma de protesta. Sus fotos causaron conmoción en las redes sociales.

 

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