Toledo, encanto medieval y paraíso geek

Se trata de una ciudad mágica. Caminar por sus calles es como encontrarse dentro de una película de época pero cuidado, es un tanto laberíntica, así que perderse es cosa fácil y créanme, caminar de un lado a otro a 40 grados (fui en verano, damn it!) puede convertirse en una verdadera pesadilla. 

 

 

 

Tradicionalmente, Toledo ha sido conocida no sólo por sus hermosas calles y su arquitectura medieval, sino también por su gran fama como fabricante de espadas y cuchillos. Así es, desde hace ya cientos de años esta ciudad se ha posicionado como una de las más importantes en la manufactura de armas (medievales, aclaro). En la época en la que andar con una espada al cinto y un cuchillo dentro de la bota era pan de todos los días, traer una de manufactura toledana era todo un símbolo de estatus. De hecho, no puedo evitar no darles un dato por demás geek: en esta ciudad se hicieron las espadas de El señor de los anillos, pero no sólo eso, también se manufacturaron las joyas que aparecen en la película: el anillo de Frodo, la estrella de Arwen y los prendedores con que los hobbits cierran sus capas. ¿Lo mejor? ¡Los venden! Si eres como yo, un geek consumado, podrás hacerte de cualquiera de estas joyas o armas… Yo me llevé el anillo de Frodo y claro, la estrella de Arwen…

 

Pero bueno, pasando a cosas un tanto más de interés general, Toledo es Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y cada uno de sus rincones valen la pena. Ahora que, si vas, tienes que visitar el Castillo de San Servando, la Catedral de Santa María, el Monasterio de San Juan de los Reyes y el Museo de El Greco. Otra recomendación: quédate un par de días para que realmente conozcas la ciudad, su ambiente, su gente, su movimiento. Vale la pena.