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Y date aire. Si acaban de tener un pleito, date un momento para recuperarte y dejar que ella se recupere. Cuando las personas se sienten vulnerables, tienen a agredir al otro. Un poco de aire les puede caer bien.
Se dijeron cosas. No trates de desmarañar qué fue lo que ocurrió o quién fue el responsable. Si lo que quieres es estar bien con ella, limítate a eso. ¿Para qué gastar energías para encontrar al culpable? Además, sabes que probablemente fue tu culpa.
No trates de hacerte el chistoso, para “banalizar” el pleito y “aligerar” las cosas, eso sólo hará todo peor. Entiende que ella está molesta y muy posiblemente ofendida, desde ahí tienes que partir.
Y escucha con atención. Si no entiendes, pídele que te explique. La verdad es que al final sigas sin entender. Sé honesto con eso. El problema no es que no entiendas –cada ser humano es un mundo– el problema es que hagas como que entiendas algo. Lo sentimos, es muy obvio cuando no entendiste nada.
Igual tienes la certeza de ser el ofendido, ¿y si no? Siempre –y esto no solo te funcionará aquí, sino en la vida– cuestiona si es seguro que tu tienes razón. Spoiler Alert: a veces, muchas veces, no la tienes.
No es momento de lanzar acusaciones. Cualquier cosa que quieras decir, tiene que ser sobre ti, no sobre ella.
Estos consejos son para ayudarte a recuperarte después del pleito. No son para ayudarte en un problema. Para eso tendríamos que saberlo, pues cada situación es diferente. Además, si la bronca es grave, tal vez necesiten ayuda profesional. Lo que si te podemos aconsejar es pedir disculpas por el pleito. Es una responsabilidad compartida hasta el momento en que te dejaste llevar por una bronca. Si ofendiste, pide disculpas. Si le seguiste, pide disculpas.
Esperemos estos sencillos consejos te ayuden a pasar rápidamente un trago amargo. En cualquier relación en la que se invierte tiempo y esfuerzo, hay roces. Sólo es cosa de aprender a lidiar con ellos. Parte de ser un adulto, es aprender a manejar nuestros conflictos. Suerte.