Entrevista a Eduardo Sacheri
Sacheri (Castelar, Argentina, 1967) es uno de los grandes escritores de futbol de nuestros días. Entre sus obras destacan varios libros de cuentos sobre el balompié, una novela futbolera (Papeles en el viento) y otra premiada en su versión cinematográfica con el Oscar en 2009 (El secreto de sus ojos), además del guión de Metegol (2013). Aprovechamos su visita a México para conversar sobre la pelota, el amor, la fe, la FIFA y su descreimiento de la Champions League.
Por Adán Medellín (@adan_medellin)
Fotografía: Alejandra López
PLAYBOY: ¿Cómo ves al Club Atlético Independiente, tu equipo favorito, este año?
SACHERI: Mira, me hablas de Independiente y me tiro encima el café (risas). Ahora está jugando por la Copa Sudamericana y estaba intentando tomar algún dato. Pero está mucho mejor que el año pasado, hace dos años descendimos a Segunda por primera vez y fue muy trágico para los hinchas. Por suerte volvió y está más o menos, no como querríamos, pero mucho mejor de lo que estuvo. Esa es la ventaja de las grandes desgracias, que le dan perspectiva a uno.
PLAYBOY: Dicen que los hombres no podemos ser fieles ni somos románticos. ¿Pero cómo se explica que podamos serlo a un club de futbol que puede pasar años sin darnos una satisfacción?
SACHERI: Porque el amor por un club es una gran idealización. Si todo amor es una idealización, el amor por un club lo es más, porque no hay de por medio un cuerpo ni dos. Y porque no hay una persona de carne y hueso que nos pueda defraudar. Aunque los jugadores, los entrenadores, los dirigentes nos defrauden mucho, tendemos a suponer que por encima de eso hay algo inmaculado, que es el club. No es cierto (risas), pero nos gusta pensar que es así.
PLAYBOY: Además, no hay problemas de posesión. El equipo es de todos y a la vez sólo es tuyo.
SACHERI: Exacto. Es intocable, es inmaterial, es intemporal. Aunque uno cambie en la vida y envejezca y se vuelva cínico, descreído o amargado, sigue entablando con el club ese vínculo amoroso, inocente e ingenuo. Es un vínculo religioso.
PLAYBOY: Junto a las redes sociales, ¿podrías decir que el futbol es uno de los grandes fenómenos globales del siglo XXI?
SACHERI: Mucho más que las redes sociales. Facebook no tiene nada que hacer con el futbol. Sospecho que en 50 años no existirán Facebook ni Twitter, pero tiendo a pensar que el futbol seguirá existiendo.
PLAYBOY: ¿Qué opinas de la transformación del jugador de barrio en inferiores, leal a su club, al de futbolista profesional globalizado, firmado por grandes marcas mundiales y cuyo dueño es un grupo de empresarios en la otra punta del mundo?
SACHERI: No me gusta, pero mi opinión no va a modificarlo. Creo de todas maneras que el futbol es un enorme conglomerado de cosas, relaciones y símbolos, y el futbol hiperprofesional, hipermediático e hipermillonario es sólo una corteza, sólo una cáscara. Creo que la verdadera vida del futbol está en la oscuridad y tiene que ver con el futbol amateur, con el futbol que juega cualquiera de nosotros o con el futbol profesional pero no exitoso. De hecho, creo que muy en el fondo, yo puedo vivir sin la Champions League. Pero no puedo vivir sin jugar al futbol con mis amigos. No es que no disfrute ver la Champions, porque esos muchachos hacen algo que ni mis amigos ni yo fuimos capaces de hacer jamás. Pero puestos a elegir, la vida del asunto no pasa por ellos, pasa por otro futbol.
PLAYBOY: La esencia no está en estos grandes campeonatos…
SACHERI: No, yo creo que los medios y el futbol profesional se sirven de esa esencia, la capturan casi vampirescamente.
PLAYBOY: ¿Sigues jugando de medio defensivo con tus amigos?
SACHERI: Sí, sigo de 5, aunque ahora en los momentos complicados bajo a ser un defensor central, porque las lesiones me están pasando factura. Prefiero ayudar a ganar y no quedar como un tronco frente a los rivales más jóvenes que me pasan por todos lados.
“Facebook no tiene nada que hacer con el futbol. Sospecho que en 50 años no existirán Facebook ni Twitter, pero tiendo a pensar que el futbol seguirá existiendo.”
PLAYBOY: En una entrevista anterior, me dijiste que la derrota es más fértil narrativamente que la victoria en el futbol. ¿Por qué se escriben y se publican tanto las historias de los grandes clubes ganadores y no las de los perdedores?
SACHERI: Creo que es una manera de prolongar un poco ese momento de alegría. El triunfo se agota en sí mismo, carece de promesas. En el triunfo no hay futuro. En la derrota es tanto el dolor, tanta la angustia, tanto el deseo, que es todo futuro. Uno necesita salir rápidamente de ahí e imaginar algo distinto. En mi caso, esos libros del triunfo pierden sentido con la siguiente derrota. El futbol es juego y por lo tanto es presente y futuro. No es pasado. La nostalgia y el futbol no se llevan para mí. Y lo digo siendo hincha de un club que tiene un gran pasado, que para mí es casi un peso muerto que nos impide pensar bien en lo que viene.
PLAYBOY: El futbol tiene un innegable componente de fe y de cábalas. Me habías contado que tú incluso has rezado en el estadio. ¿También tienes cábalas en la cancha de la escritura?
SACHERI: No. Ahí creo ser una persona más racional. Tal vez porque pienso que depende de mí, cuando en el futbol no es así. En la escritura tiendo a pensar que todo es puro esfuerzo, que no hay magia.
PLAYBOY: Quizá Dios le ha sonreído a Argentina por intercesión del Papa, pero no lo suficiente. Perdieron la final de la Copa del Mundo y de la Copa América en el plazo de un año.
SACHERI: Más que una sonrisa, una mueca (risas). Pero no creo que sea por el Papa. Es muy difícil pensar el vínculo entre Dios y el futbol. Yo rezo cuando juego o juega mi club, pero no puedo evitar pensar, como lo reflexioné en mis personajes de Papeles en el viento, que nosotros rezamos desde esta tribuna y los de enfrente rezan por lo contrario, y Dios nos quiere a nosotros, y no a ellos, si ganamos. Tal vez sean mejores cristianos los que están enfrente que nosotros.
PLAYBOY: ¿Qué le puede enseñar el futbol a la literatura?
SACHERI: Le puede dar un marco posible como tantos otros. La literatura se lleva bien con todos los ámbitos de la vida humana: los sublimes, los filosóficos, los muy abstractos y también los muy concretos, cotidianos y carnales, por ejemplo, un juego apasionado como el futbol. El futbol para la literatura, como para el cine, tiene que ser un pretexto, una puerta de entrada a un sendero que conduzca hacia la condición humana, así de ambicioso y así de básico.
Si pensáramos la FIFA como un sistema monárquico con reyes, príncipes y aspirantes al trono. ¿Dónde colocamos a Joseph Blatter?
(risas) Bueno, yo no lo pensaría como una monarquía. Lo pensaría como una mafia que tiene características de estado paralelo dentro de un estado. La FIFA es una mafia a nivel planetario y tal vez Blatter sea el capo, tal vez sea sólo una cara visible y los verdaderos capos tengan esa habilidad de hacerse invisibles, que es uno de los sistemas más seguros para ejercer el poder. Pero fíjate qué fuerte es el negocio y la pasión depositada en él, que todo sigue, porque cuando se mueve la pelota todo lo demás desaparece. Es como el truco de un mago: estás hablando con él y cuando el mago empieza con su truco, no importa el mago, importa el truco. Y la FIFA eso lo sabe.
DESTACADOS:
“Facebook no tiene nada que hacer con el futbol. Sospecho que en 50 años no existirán Facebook ni Twitter, pero tiendo a pensar que el futbol seguirá existiendo.”
“El futbol hiperprofesional, hipermediático e hipermillonario es sólo una cáscara. Creo que la verdadera vida del futbol está en la oscuridad y tiene que ver con el futbol amateur, con el futbol que juega cualquiera de nosotros o con el futbol profesional pero no exitoso.”
El escritor acaba de ganar el Premio Alfaguara de Novela 2016 por su libro “La noche de la Usina”, elegido entre 707 manuscritos de España y Latinoamérica y de los cuales sólo 5 resultaron finalistas.