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Cinco propuestas para arreglar la Copa Oro

Por: Staff FT 23 Jul 2015

Cinco propuestas para arreglar la Copa Oro

La Copa Oro vive su momento más bajo en 24 años

Es impensable que la Copa Oro de la CONCACAF pueda seguir con un nivel impresentable en el plano organizacional, ni que se pueda seguir “limpiando” la suciedad de sus partidos en casa sin que nadie fuera de la región se de cuenta.

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Las manchas de Jeffrey Webb, de Jack Warner, de Enrique Sanz y de Chuck Blazer son más visibles que nunca. Pero, los que hoy se quejan amargamente de lo sucedido en Atlanta viven también una doble moral. Las federaciones que felizmente juegan la Copa Oro cada dos años en Estados Unidos y se llenan de billetes verdes deben también saber que esta competencia se transformó de algo deportivo precisamente a un ejercicio económico.

Para sobrevivir, la Copa Oro debe cambiar. Aquí hay cinco maneras para lograrlo:

1. Rotación de sedes: Esto es clave, y quizá, lo más importante. Hay que sacar la Copa Oro de Estados Unidos. Ser sede, hoy en día, no es bálsamo económico para casi ningún país. En Europa, ha llegado a tal grado que la EURO 2020 no tendrá sede fija. Las últimas dos sedes del Mundial, Sudáfrica y Brasil, sufren con inmuebles abandonados y pérdidas millonarias. Solamente Estados Unidos puede fungir como gallina que pone huevos de oro porque sus millones de immigrantes latinoamericanos llenan sus estadios, enormes y de primer mundo (salvo el pasto, claro) para ver a sus compatriotas.

Hay que jugar en Canadá, en México, con sedes compartidas en Costa Rica y Panamá, por ejemplo. O tomar el modelo europeo, regionalizar la fase de grupos y seleccionar una sede neutral en principio para jugar la final. Acabemos con el arreglo económico que siempre va a favorecer una potencial final de Estados Unidos versus México, para crecer futbolísticamente.

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2. Jugar cada cuatro años, no cada dos: Esto también compete a la doble moral. No se entiende la razón por la cual jugamos esta competencia cada dos años, más que por beneficio económico. Es más, una vez cada dos torneos el equipo que va a la Copa Confederaciones manda un equipo B, matando un poco más el nivel de la competencia. En 2013, México se enfocó en el torneo en Brasil, no en la Copa Oro. No llegó a la final. En 2017, sea México, Estados Unidos o hasta Jamaica el elegido para ir a Rusia, ese equipo tampoco presentará su mejor versión.

Si se juega cada cuatro años, el prestigio del torneo crece y se jugará con mayor seriedad. Ningún equipo mandará un equipo B, y el drama así como la organización del torneo se incrementará.

3. Traer árbitros fuera de CONCACAF: El arbitraje es malo en todo el mundo. Ni modo. Por lo menos, eso piensa el aficionado casual y el periodista que busca polémica. Pero los de CONCACAF son especialmente malos. Es más, no hay ni siquiera una cantidad real de árbitros para evitar que las asignaciones caigan en conflicto de intereses.

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Eso se elimina contratando a árbitros de la UEFA, CONMEBOL, AFC, CAF y OFC. Traigan a los mejores, mantengan solamente a la élite de CONCACAF, y maten suspicacias de corrupción desde un principio (en medida de lo posible, claro).

4. Ser transparentes con las reglas: Nadie supo en un principio si Carlos Vela se perdía la final tras su tarjeta amarilla en Atlanta. La lógica imperaba en que si Vela había sido pintado de amarillo en los cuartos de final, y en la semifinal, la acumulación de tarjetas lo mantendría fuera. Pero nadie tenía la respuesta, porque CONCACAF tiene bien escondido su reglamento, lo cual no ayuda en nada a la credibilidad.

En este ejercicio de transparencia que la “nueva” CONCACAF quiere hacer, todos debemos saber perfectamente que implican las acciones en todo momento. Publiquen las reglas, manejen las transmisiones de televisión con un simple “MISSES NEXT MATCH” como lo hace la UEFA, CONMEBOL y otros.

5. Obligar que todos los países califiquen a la Copa: Tres de los 12 cupos de la Copa Oro siempre están ocupados por Canadá, México y Estados Unidos. La justificación de CONCACAF es que divide los torneos de clasificación por regiones, y que Norteamérica tiene solamente tres países. La realidad es otra. Canadá y Estados Unidos representan posibles sedes y dinero de primer mundo, México representa derechos de televisión, sponsors y mucha, mucha taquilla.

¡Obliguen a México y a Estados Unidos a defender su lugar en la Copa! Creemos un torneo panregional de clasificación como se hace en la UEFA (imagínense dar entrada siempre a España y Portugal a la EURO porque Iberia tiene apenas dos países) y carajo, si a esas nos vamos, hasta más dinero van a ganar vendiendo derechos de transmisión en televisión. Pero que México y Estados Unidos ganen su pase, que no se los regalen.

 

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