Gilberto Prado:

Patriotas de Nueva Inglaterra: Romper la jettatura

Gilberto Prado Galán

Encontré la palabra jettatura (así con doble t) en el diccionario de María Moliner. La palabra es ignorada en los diccionarios de Covarrubias, Corominas e, incluso, en el de la Academia Española. María Moliner define el italianismo escuetamente como “Influjo maléfico que supuestamente ejercen ciertas personas o cosas”. Definición que, traducida al buen romance, arroja con sencillez “mal de ojo”, “mal fario”, “mal sino”, “mala suerte”, pues. El uso de la palabra en nuestras latitudes pertenece al ámbito deportivo: cuando un equipo (o un jugador) se impone varias veces al mismo rival. El domingo pasado vino la voz a mi carcaj mental porque presenciaba al alimón dos duelos de futbol americano: el de los Patriotas de Nueva Inglaterra contra los Gigantes de Nueva York y el de los Vikingos de Minnesota contra los Raiders de Oakland. Al término de ambos partidos pude constatar lo que aquí denomino “el quebranto de las jettaturas”. ¿Por qué? Porque Tom Brady se sacudió un adverso tres contra uno (incluía juegos de post-temporada) frente a Eli Manning y, asimismo, porque los Vikingos tenían nada menos que 20 años de no vencer a los Raiders de Oakland como visitantes. Dos jettaturas vueltas polvo. Aquí me detengo.

Quizá y sin quizá la más célebre jettatura en la historia del boxeo fue la protagonizada en la década de los cuarenta del siglo pasado por Sugar Ray Robinson y Jack LaMotta. Se enfrentaron seis veces y el saldo fue 5 a 1 a favor de Sugar. LaMotta, protagonizado por Robert de Niro en la famosa Toro salvaje (1980), solía decir en son de broma: “no sé por qué no me he vuelto diabético después de pelear tantas veces contra Sugar“. Y se dice que tras ver la cinta LaMotta preguntó a su mujer sorprendido: “¿Así era yo?”, a lo que su mujer respondió: “Eras peor”.

Las jettaturas, como sabemos, son perceptibles en todos los deportes. En el boxeo nuestro podemos decir que jettatura tenía Manny Pacquiao sobre Juan Manuel Márquez hasta aquel infausto día para el demonio de Manila en que JuanMa reventó la derecha más potente de su vida en el rostro del filipino: el quebranto de la jettatura y la certeza de que todo dominio avasallador es reversible. Ojalá los sabios de la Academia Española cuelen la palabra en el diccionario mayor, ya tiene carta de ciudadanía en el de María Moliner y es moneda de cuño corriente en nuestros pagos. Va.