Nuestros sitios
Comparte
Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

Eduardo Lamazón: Que 2016 sea mejor

Por: Staff FT 15 Dic 2015

Eduardo Lamazón: Que 2016 sea mejor

Este video te puede interesar.   Por Eduardo Lamazón El boxeo es de dos mundos, uno arriba del ring y otro debajo. A lo largo del año que termina nos divertimos y gozamos con algunas peleas de gran nivel, como sucede todos los años, y vimos, como también sucede siempre, boxeo de mediocridades y errores. […]

guantes dcc

Este video te puede interesar.

 

Por Eduardo Lamazón

El boxeo es de dos mundos, uno arriba del ring y otro debajo.

A lo largo del año que termina nos divertimos y gozamos con algunas peleas de gran nivel, como sucede todos los años, y vimos, como también sucede siempre, boxeo de mediocridades y errores. Conviene señalar que una de las decepciones enormes se produjo nada menos que en el combate del que más se esperaba, Mayweather – Pacquiao.

Por otro lado asistimos azorados a la vesania de inconmensurable incompetencia de la dirigencia del boxeo que penetra en espacios de locura impensados. Los cuatro llamados organismos internacionales que reconocen títulos mundiales, agonizan, y con ellos sus títulos, titulitos y tituletes, la gran estafa, la gran burla del siglo XXI, lo que se recordará como la época oscura de este deporte que nunca antes se había infestado tanto ni en una cloaca tan pestilente y profunda.

Los muchos títulos, los demasiados organismos, los malos fallos, y las peores reglas han contaminado lo que hasta hace diez años podía llamarse un boxeo de dignidad razonable.

Peoples, Sulaimán y Valcarcel son ciegos y sordos. Mudos, no. Hablan mucho y dicen poco o dicen mal. Y de esa cosa llamada la AMB ya es preferible no ocuparse, no puede ser tomada en serio.

Siempre he dicho que las reglas del boxeo son para especialistas, como las enfermedades para el doctor. Las debe abordar una comisión independiente de los caprichos y la ignorancia de los dirigentes. Los dirigentes deben concentrarse en hacer clasificaciones (si se respetaran, claro, porque ya ni eso), entrenar jueces y nombrar los mejores en las peleas. Supervisar los controles antidroga. Eso y muy poco más.

La misión de esas organizaciones es decirle al mundo quién es el campeón, el mejor en cada división. Sólo para eso son necesarias. Y eso que deben hacer es precisamente lo que no hacen.

Cuando le pregunté a Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, sobre el cambio de decisiones –una catástrofe en el boxeo de estos días, un asunto de extrema gravedad, un crimen–, que él promovió (conviene que usted sepa que don José, su papá, jamás cambió una decisión), me respondió ofendiéndome, ludibrio de oportunidad para demostrar que soy un periodista mínimo para él, que no merezco ser atendido. Debo ser un periodista interino. Lo mismo con su desprecio les toca en mí a los medios en los que trabajo.

En eso de que soy mínimo debe tener razón, y es en lo único, porque sus reglas de cambiar decisiones, de anunciar puntuaciones en medio de la pelea, de ensordecer a los jueces con un tapón en el oído, de tolerar que Mayweather por ser Mayweather haya reinado en dos divisiones al mismo tiempo, contraviniendo sus propias reglas, son cosas que ponen en peligro la proyección a ser el gran dirigente que podía ser.

2016 será un año de buenas peleas, de pocos ídolos, de baja sintonía televisiva y de un mayor deterioro en la dirigencia de nuestro deporte.

Las cosas no pintan bien. Estos días alguien me decía “Don Lama usted siempre hablando de dinero, a mí qué me importan los ratings televisivos”. Le expliqué que los grandes ídolos, los de ratings millonarios en gente y en dinero, con lo que mueven sostienen todo lo demás. Exagerando para entender, imaginemos que la estructura del boxeo desaparezca en México, que ya no tengamos figuras importantes y como consecuencia de eso la televisión diga “no más, el boxeo sale del aire”. Bastaría eso para que los más humildes fueran los más afectados. Los boxeadores medianos podrían viajar a pelear en otros lugares, pero nuestro boxeo mexicano se apagaría.

El gran ídolo nuevo, el de las grandes audiencias televisivas, el que reemplace a Mayweather y a Pacquiao, no se ve todavía. El Canelo vende mucho pero no alcanza el nivel de los dos mencionados.

La nueva figura aparecerá, porque es cíclico y porque lo enseña la historia. Pero no sabemos cuándo. Mientras, cuando lo muy grande se ausenta, las miserias pequeñas de nuestro deporte, tan querido, tan apasionante, se hacen visibles como un purulento grano en la frente.

Un día llegará en que alguien anunciará la revolución total del boxeo, con un solo organismo, como un solo campeón en cada división. Si usted cree que ese día está lejos, permítame decirle que está equivocado. Ese día no está lejos, está lejísimos.

Foto perfil de Staff FT
Staff FT Staff FT
Descarga nuestra edición de COLECCIÓN
descargable futbol total
CAMPEONES SIN CORONA
Síguenos en Google News Somos News Google News