La leyenda de Rafa Márquez
El central mexicano vive el ocaso de su carrera futbolística tras 19 años como profesional
Rafael Márquez es un futbolista diferente, dio el salto al Viejo Continente con escasos juegos en Primera División y luego de ello no hizo más que evolucionar a un extraordinario nivel. Con 17 años hizo su debut con el Atlas allá por 1996, ya para 1999 se enroló en la filas del Mónaco para sentar un precedente y abrir el sendero para que otros futbolistas aztecas cumplieran la ilusión de probar suerte en el balompié europeo.
Curiosamente, sus inicios en la selección se dieron tras un llamado fallido, pues el entonces técnico del combinado nacional, Bora Milutinovic, confundió su nombre y llamó a Rafa, a partir de ahí su carrera despuntó y él jamás perdió la oportunidad de mostrar su talento sin importar el lugar ni la circunstancia.
Trasladémonos de nuevo a Mónaco, plasmó su estela en la primera temporada, pues se consolidó en el puesto titular del equipo del Principado, y no solo eso, se consagró campeón de la Ligue 1. Ninguna temporada consecuente fue igual a esa en lo colectivo, sin embargo, en lo individual, no había partido en que el zamorano quedara a deber en la zaga. Obviamente varios equipos estaban a la caza de aquel fino defensor, llegando su oportunidad de oro con el Barcelona.
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Su llegada a la institución catalana llegó en plena reestructura y, quizás, en la mejor época de la historia del conjunto español. Rafa Márquez se adueñó de un puesto al lado de un histórico como Carles Puyol. Su punto más alto en lo individual llegó en 2006 con la vuelta olímpica tras vencer en París al Arsenal, por la Champions League, siendo aquel rival, uno de los mejores conjuntos históricos de los Gunners, liderados por Thierry Henry.
A partir de ahí, Rafa no hizo más que mantener el paso, ya para 2009, con un rol con un poco menos de brillo, se consagró en el catalogado mejor equipo de la historia, ganando los seis títulos disputados en la temporada. El declive llegó, sin embargo, la calidad jamás desaparecería. Así fue como dejó Cataluña para llenarse de glamour en su paso por el Red Bulls. Nueva york le hizo cambiar y parecía ya importarle poco el futbol.
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Qué equivocados estabámos los que lo juzgamos prematuramente. Regresó al futbol mexicano y cuando muchos ya querían retirarlo, demostró con liderazgo y la calidad que siempre derrochó, que Rafa Márquez, había para rato. Bicampeonato con León y el líder total de la defensiva, todo eso le abrió la puerta a un cuarto Mundial, mismo en el que hizo historia, igualando a Cuauhtémoc Blanco, siendo ambos, los únicos futbolistas del país, en anotar gol en tres Copas del Mundo.
Ya consagrado como referente para la institución, decidió sacrificar toda comodidad para probar de nuevo suerte en Italia, el Hellas Verona, su nuevo hogar. Vivió su periplo y después regresó a México una vez más para vivir el epílogo de su carrera en el Atlas, el club al que anhela ayudar a ser campeón y donde en un futuro no muy lejano lo veremos colgar las botas.