Celta y Alavés definirán al finalista de la Copa del Rey en la vuelta
Celta tuvo las opciones más claras ante la visita pero no pudo concretar.
Los argentinos Eduardo Berizzo, entrenador del Celta, y Mauricio Pellegrino, de Alavés, aplazaron la resolución de una de las semifinales de la Copa del Rey para el próximo miércoles en Mendizorroza, el estadio del Alavés, tras empatar a cero en la ida, en Vigo.
Fue un partido con oportunidades claras en el equipo gallego, que creó peligro, sobre todo, en la segunda mitad, cuando apareció Iago Aspas, y chocó contra el rigor táctico del conjunto vitoriano. La eliminatoria queda abierta para Mendizorroza.
FINAL | CEL 0-0 ALA | Todo por decidir en la vuelta. ¡#HalaCelta! #CopaDelRey #SigamosSoñando pic.twitter.com/b7PoJgXBLP
— RC Celta (@rccelta_oficial) February 2, 2017
La carta de presentación de los dos equipos fue clara en el primer tiempo: mucho orden táctico. Ninguno asumió riesgos en ataque. No fue el Celta -como le gustaría a Berizzo- un equipo valiente, agresivo en la presión y descarado en ataque. Chocó contra el Alavés, bien colocado, seguro, magistral en su repliegue, cómodo en ese escenario.
Sin poder inquietar al conjunto vitoriano, sin conexión entre el centro del campo y Aspas, el Celta fue perdiendo la posesión de la pelota. No inquietó a Pacheco. Solo se aproximó al área visitante con un par de centros sin rematador, uno de Aspas (minuto 5) y otro de Bongonda (minuto 27). Poco peligro en la primera mitad.
En una primera parte igualada, con mucha lluvia en Balaídos, y campo pesado, el Alavés desdibujó al Celta con el paso de los minutos. Se apoderó de la pelota, adelantó varios metros sus líneas y creó ocasiones. Tuvo tres en apenas tres minutos: rozó el gol con un remate de Manu García que desvió Sergio (minuto 40) tras un centro de Camarasa; Theo probó desde fuera del área con un tiro desviado (minuto 41); y Deyverson no finalizó con acierto un centro que llegaba en un contragolpe desde la banda derecha (minuto 42).
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El Celta mejoró en la segunda parte, aunque el Alavés asustó a Balaídos con un envenenado centro de Theo para Manu García (minuto 54). Solo fue un aviso porque a partir de ese momento el Celta se sacudió sus miedos para ser fiel a su estilo habitual.
Salió Iago Aspas al rescate de su equipo. Le contagió su energía, su ambición. Y concentró varias ocasiones claras. Primero: a la salida de un córner, se encontró una buena pelota ante Pacheco, que paró el lanzamiento. Segundo: tiró un cañonazo al travesaño, al culminar una gran triangulación que se inició con un centro de Marcelo Díaz y continuó con un pase de cabeza de Wass. Tercero: un buen remate de cabeza tras un centro que le llegó desde la banda derecha. Cuarto: un remate de chilena tras un envío de Tucu Hernández. Fueron cuatro ocasiones de gol en veinte minutos. Aspas monopolizó el juego del Celta. Pero no logró el gol.
El Alavés aguantó el empuje local. El ritmo del partido bajó. Y el choque volvió a abrirse. El Alavés se refugió en su firmeza defensiva y en algún contragolpe, como el que desaprovechó Edgar (minuto 77); el Celta rozó la victoria con una falta lateral que finalizó Tucu Hernández con un tiro al poste (minuto 87).