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Eduardo Lamazón: La extraña derrota de la “Rusita” Rivas

Por: Staff FT 01 Feb 2016

Eduardo Lamazón: La extraña derrota de la “Rusita” Rivas

Por  Eduardo Lamazón Este video te puede interesar. La noche de boxeo en Rosarito se resolvió de una manera absurda, si no por las puntuaciones que favorecieron a Catherine Phiri sobre Yazmín Rivas, sí porque la decisión de detener la pelea al final del sexto round era del todo cuestionable y nadie lo hizo. Nadie […]

2 yazmin rivas vs catherine phiri

LAMAZON

Por  Eduardo Lamazón

Este video te puede interesar.

La noche de boxeo en Rosarito se resolvió de una manera absurda, si no por las puntuaciones que favorecieron a Catherine Phiri sobre Yazmín Rivas, sí porque la decisión de detener la pelea al final del sexto round era del todo cuestionable y nadie lo hizo. Nadie protestó, nadie dijo nada, cuando reclamar y decir algo era urgente y necesario.

Lo actuado fue de una simpleza insoportable, porque el corte pretexto para que el doctor Ernesto Franco dijera ‘no va más’ pareció a todos los observadores una bobada que no ameritaba tal cosa, a pesar de lo cual condenaron a la Rusita a  una derrota que quizá hubiera podido evitar. Lo inexplicable es que ni ella, ni su rincón, ni su representante, ni su promotor, ni el réferi, ni la Comisión de Box dijeran nada. Sólo faltó que le dieran las gracias al doctor.

Cierto es que si cuestionáramos al facultativo él siempre tendrá el argumento “yo soy médico, tú no lo eres”, pero después de 50 años de ver boxeo todos los días  tengo la certeza de que hay muchos médicos de boxeo, quizá una mayoría, que no hubieran detenido la pelea.

La Rusita Rivas es una mujer valiente y conocía ya la derrota (había perdido ocho veces en su carrera) y sabía lo que es lidiar con la adversidad. Nadie puede asegurar que iba a ganar esta pelea, pero podía intentarlo.

Catherine Phiri, la zambiana, resultó una peleadora sorprendente por su calidad, fuerza, habilidades y compromiso con la victoria, y lo que venía a ofrecer en Baja California ni el observador más aprehensivo lo había sospechado.

Rusita ganó por poco el primer round y perdió por mucho el segundo, siendo golpeada y aturdida por su enemiga de brazos tan largos que no parecían de la especie humana.

En el rincón de Yazmín llegó pronto la reconvención, enérgica, por su hermano el Ruso Abel, que en un espasmo le gritó: “Salte de ahí, quiero que camines, que boxees, y dejes de cambiar golpes como una pendeja”. Tenía razón.

Lo que siguió en la pelea fue diferente, de alta dificultad para la Rusita que lo fue manejando bien, evitando la confrontación tete-a-tete, usando menos el músculo y más la inteligencia.

A diferencia de otras noches, Yazmín transitó esta pelea con el rostro turbado, con el semblante ceñido, con la angustia inocultable que generaba su dignidad; de vez en cuando una sonrisa hierática le desnudaba el alma: “si no me aplico voy a perder en casa”.

No estaba perdiendo, en mi opinión, pero sí en la de los jueces que al final la condenaron. Su acostumbrada belleza física que le confiere la prestancia de una ganadora en el ring, esta vez fue desdibujada por el trámite amenazante de la pelea.

Catherine fue peligrosa en todo momento, y cada vez que atacaba obtenía réditos de daños ocasionados, pero no pudo conjurar del todo la versión mejorada de la Rusa a partir del tercer capítulo. La buena noticia para Rivas fue que Phiri trabajaba bien pero trabajaba poco. Su intermitencia, sus descansos, creaban tiempos para que la nuestra, que remaba contra la corriente, pudiera hacer su tarea y sacar dolorosamente cada round.

Al final del sexto, este sí muy adverso para la local, de un corte en su ceja derecha goteaba sangre.

Mando Caiz dijo ‘choque accidental de cabezas’ y el médico sentenció que no podían seguir.

Al no continuar la pelea es Decisión Técnica, como sucedió. La seña que Caiz hizo sobre el ring, tocándose la frente con la palma de su mano yo la interpreté como cabezazo, infracción, por lo que pensé como muchos que se descalificaría a la visitante. Sostengo hace años que al boxeo le falta una regla que obligue al réferi a revelar al instante y claramente cuál es su diagnóstico cuando hay un corte.

Entendamos la importancia de esto: cuando se produce un corte el resultado de la pelea queda supeditado a lo que el réferi diga que sucedió: infracción o encontronazo (prefiero decir encontronazo de cabezas que cabezazo accidental por razones obvias). Sin embargo nunca sabemos qué dice el que decide, sino hasta 4 o 5 minutos después. Es el caos.

A los observadores presentes, a todos, nos pareció insólito que el doctor parara la pelea, y que Caiz le haya hecho caso, porque deben saber que típicamente el réferi sigue la recomendación del médico pero no está obligado a hacerlo, la decisión final es sólo suya.

Lo único más sorprendente que la pobre decisión en perjuicio de Rusita es que todos se hayan conformado con lo sucedido como si se tratara de algo sin importancia. Había elementos para que la parte perjudicada le cayera a Juan Carlos Pelayo, presidente de la Comisión de Boxeo a cargo de la función, para hacer el reclamo pertinente.

Revelarnos contra la injusticia no sólo es un derecho, es

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