Eduardo Lamazón: Técnica vs. Fuerza

La técnica y sofisticados recursos de un peleador magistral como Timothy Bradley se medirán el sábado con la extravagancia y el boxeo agreste de Brandon Ríos. La imagen que emergerá del ring de Las Vegas será la de un caballero enfrentado a un forajido. Las buenas maneras por aquí, y las sutilezas; las malas mañas por allá, y la cochambre.

Me gustan las peleas de estilos extremos enfrentados. En el mundo del boxeo no está resuelto aun el viejo dilema sobre qué gana, la técnica o la fuerza bruta. He dicho en ocasiones que llevando el asunto a las últimas consecuencias, gana la fuerza, pero nadie es dueño de la última palabra. La fuerza de Giovani Segura le ganó a la técnica de Iván Calderón, pero la ciencia de Gene Tunney neutralizó la brutalidad de Jack Dempsey. Jim Corbett acabó con la barbarie personalizada en John L Sullivan, pero Willie Pep (¡y eso que era Pep!) no pudo desde la pureza con el sucio Sandy Saddler.

Los dos estilos opuestos de Bradley y de Ríos se reunirán el sábado en el ring, como el agua y el aceite se reúnen en un vaso sobre la mesa, se juntarán pero no harán una amalgama, sino seguramente un cortocircuito y encenderán fuegos nuevos a inaugurar.

Tim Bradley es de mayor calidad, peleador por peleador, que el Bam Bam Ríos, y subirá como favorito de casi todos, pero sabe muy bien que no podrá descuidarse ni cometer errores, porque Brandon no es un chisgarabís, nomás lo parece, y si puede aprovechar un segundo de trámite de la pelea a favor, procurará ser letal.

A ambos los conocemos bien, y la verdad es que Brandon Ríos nos desilusionó un poco en su choque con Manny Pacquiao, porque el boxeo inteligente del filipino lo puso quieto más rápido de lo que hubiera sido bueno para una mejor pelea. Brandon no entiende de ceremonial y pompa, la aristocracia y los modos elegantes no es lo que lo identifica, híspido el talante, bravucona la actitud, él necesita peleas crueles y agónicas como con Mike Alvarado, donde no se piensa en ganar, sino sólo en matar o morir.

No será la del sábado una noche de tácticas y estrategias para Bam Bam, no perderá el tiempo con razonamientos elaborados, sino que estará al acecho para actuar si el rival se equivoca. El Bam Bam en algo se parece a Ruslan Provodnikov, y quizá quiera caminar por donde caminó el ruso: generar una ofensiva incesante y una presión enloquecida sobre Bradley, si lo puede hacer. Provodnikov puso en aprietos a Tim en varios pasajes, con énfasis en el final de la pelea. Cuando Bradley se quedó en las cuerdas, apenas sobrevivió a golpes veloces hechos tempestad que le arrojó el ruso.

¿Podrá hacerlo el Bam Bam? No lo sabemos de cierto, señores. Pero si no lo hace, ¿qué es lo que va a hacer?

Tim Bradley se lleva bien con la estética y no se lleva mal con el conflicto. Si hay que pelear, pelea. Sigue siendo uno de la élite de estos días, lastimado aquella vez para siempre cuando le dieron contra Manny Pacquiao una victoria que no merecía.

Brandon Ríos tendrá una noche severa, donde sus posibilidades de victoria son limitadas, y sabe que si pierde lo que sigue para él son peleas muy menores. No sé bien si pensará con la cabeza o con el bolsillo, pero si se trata del bolsillo su realidad lo compele a rifarse a cara o cruz, a vencer o morir, pues se juega nada menos que su destino.

Para Timothy el panorama es diferente y mejor. Tiene 32 años, una sola derrota (al menos es lo oficial) en sus más de once años de peleador, y una victoria lo mantendrá vigente y bien pagado, con algunas peleas por delante que le asegurarán un futuro esplendoroso.

Si Bradley es Bradley y Ríos es Ríos, será una pelea estupenda.