Guillermo Ochoa, estancado en el Málaga
El sueño del mexicano se apaga tras poco más de un año y medio sin jugar en Primera División
La carrera de Guillermo Ochoa tuvo un punto de inflexión inesperado: convertirse en jugador del Málaga. En el verano de 2014, el mexicano apareció en la sala de prensa de La Rosaleda como el fichaje estrella del equipo. Fue la única vez que se le vio tomar el microfóno con el club y la última antes de vivir un debacle que ha marcado su travesía por Europa.
Después de la Copa del Mundo de Brasil 2014, en la que su prestigio como arquero se fue a la alza por aquel partido en el que desquició a Brasil, Guillermo Ochoa no ha vuelto a dar una exhibición como tal. En el Málaga su protagonismo ha quedado solo en la memoria de algunos y la continuidad que tantó anhelo es una simple fantasía.
“Vengo a dar lo mejor de mi. Estoy encantado de estar aquí, vengo con la ilusión de dar mi máximo esfuerzo junto a mis compañeros para que los aficionados del Málaga estén contentos”, dijo el arquero el 1 de agosto de 2014 tras llegar como agente libre al conjunto andaluz.
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Guillermo Ochoa tuvo que aguardar seis meses y 14 días después de aquella pesentación para poder volver a jugar con un equipo de Primera División. Para su mala fortuna no lo hizo en la Liga sino en Copa del Rey. El 3 de diciembre de 2014 apareció frente al Deportivo La Coruña, con el dorsal 13 que le ha acompañado desde el día en que nació y libró al Málaga de cuatro goles cantados; recibió uno pero poco pudo hacer ante la buena definición de Toche.
La justa copera le sirvió como escaparate para no oxidarse y mostrar que tenía argumentos para pelear por la titularidad. A los directivos del Málaga les dejó un grato sabor de boca. “Es un pedazo de arquero perr las decisiones las toma el entrenador”, apuntó Vicente Casado, director general de la entidad.
Pero ni así logró convencer al técnico Javi Gracia, relevo de Bernd Shuster, cuya decisión fue tener a Ochoa con un rol secundario. Y no lo hizo por “capricho” como en su momento aseguró el exseleccionaro de México, Miguel Herrera, sino porque el portero Carlos Kameni había mostrado tener calibre para asumir la titularidad por la que luchó cuando Willy Caballero era el indiscutible. El camerunés había estado desde el primer día en que arrancó la pretemporada y eso fue determinante: “La realidad es que haber llegado a días para inciar el campeonato le jugó en contra”.
Se esperaba que Guillermo Ochoa cambiara de club en el verano, pero nunca hubo oferta formal por su pase. Los días en que su nombre sonó en Inglaterra con el Liverpool fueron parte de una marabunta de rumores que hay en un mercado estival. Su salida quedó aplazada; su continuidad también, pues han trascurrido seis jornadas de liga y sigue sin ver un solo minuto en Primera División.
La última vez que el mexicano logró plantarse como titular del Málaga, fue el 29 de enero del 2015, ante Athletic de Bilbao en la Vuelta de Cuartos de Final de Copa del Rey. El Málaga quedó eliminado y Ochoa le puso puntos suspensivos a una travesía que hoy tiene pinta de un clico interminable. Nunca imaginó que después de aquel día en que expresó que “haber llegado al Málaga fue la mejor decisión”, el tiempo se encargara de demostrarle lo contrario.