Marco Fabián: el triunfo de la voluntad tras 1 año en Alemania
El mexicano cumple un año en el futbol alemán, donde pasó de la irregulraridad a ser figura.
En futbol, suele decirse que se juega como se vive. Puede que en una época haya sido cierto, pero las cosas han cambiado tanto –en el mundo y en esa partecita del mundo que es el futbol– que hoy no se puede aceptar con la misma contundencia de antes. Ahí está Alemania, por ejemplo, que consiguió sus primeros grandes éxitos basándose en un estilo férreo e inquebrantable, poco vistoso y efectivo.
Hoy, en cambio, la Mannschaft es de las selecciones que practican un juego muy agradable; si antes infundía respeto por su orden, hoy acaricia la mirada. Fue un proceso que arrancó la década pasada y se coronó en el Mundial de Brasil 2014.
Aun así, es pertinente señalar que debajo de todas esas capas de multiculturalidad, estética y sinfonía, en el nuevo futbol germano subyace una característica esencial del ADN alemán: la voluntad. Infatigable, sólida y constante. La tuvo su pueblo para reconstruirse después de las guerras mundiales, la tuvo su futbol cuando se distinguía por su férrea obstinación de triunfo y la tuvo también para cambiar aquel estilo de panzer por uno mucho más musical. Esa voluntad es justo la característica que más ha ejercitado Marco Fabián durante su primer año en las canchas de la Bundesliga.
La salida, por fin
El oro Olímpico en Londres 2012 fue un logro inmenso para el futbol mexicano. En esa conquista, Marco Fabián exhibió en un escenario de lujo el talento que en la Liga MX ya había mostrado, si bien con inconstancia.
Tras los Juegos, los rumores pusieron al volante en Europa. Al final, nada se concretó, pero no eran versiones infundadas, según confirmó él mismo en 2014, al diario Marca: “Tuve ofertas, pero por una u otra circunstancia no he podido irme, mas nunca es tarde, todavía lo tengo en mente”.
El tapatío –que ni con Chivas ni con Cruz Azul había conseguido quitarse del todo la etiqueta de inconsistente– contó también en la charla que una de las ligas que más seguía era la alemana, la misma que en 2015 se convirtió en su destino: el Eintracht Frankfurt anunció el 18 de diciembre su contratación, por 3.7 millones de euros y a petición del DT Armin Veh (que en 2007 ganó la Bundesliga con el Stuttgart donde jugaban Pavel Pardo y Ricardo Osorio).
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El inicio de la aventura prometía: en un par de amistosos jugó por la banda izquierda, donde dio profundidad y desequilibrio a las Águilas. Y en su debut en liga, ante Wolfsburgo, generó la jugada que acabó en el 3-2 para el Eintracht, marcado por Alexander Meier (el goleador del equipo y con quien se esperaba que Fabián estableciera una sociedad productiva).
Pero luego, el panorama se oscureció: el Eintracht ligó siete juegos sin ganar y, con el riesgo del descenso quemándole los pies, el club cesó a Veh. En su lugar llegó Niko Kovac, con quien Marco empezó a perder minutos y hasta presencia en la banca. Una versión para explicar su suplencia (versión que avivó su padre) era que el DT tenía rencor a los mexicanos por el Mundial de 2014, donde el Tri derrotó a Croacia, en ese entonces dirigida por él. Kovac lo negó y aseguró que las razones eran solo futbolísticas.
Marco, por su parte, desechó la teoría: “Surgieron rumores de que era extrafutbol y no es así. Yo con él [Kovac] estoy bien y trabajo día a día”. Más aún, asumió una postura madura y responsable –lejos de lo que en México se decía–: “El técnico es el jefe, sabe a quien le tiene más confianza y hay que respetarlo”.
Herr Fabián persevera
Todo indicaba que la etapa europea de Marco sería fugaz. Más porque el Frankfurt tuvo que jugar una promoción contra el Nürnberg para evitar el descenso. La ida acabó 1-1 y él ni siquiera fue a la banca. Pero en la vuelta, un accidente lo mandó al campo: Marc Stendera se lesionó y Kovac metió a Fabián al minuto 11. Su equipo ganó 1-0 con gol de Haris Seferovic y se salvó.
Aun así, no había razones evidentes para creer que la cosa mejoraría para el mexicano. Pero la salvación resultó clave para su futuro. Si para lograr la permanencia Kovac usó un esquema más de lucha y sacrificio que de talento ofensivo, al iniciar una nueva campaña su enfoque se refrescó.
Marco pasó los primeros dos juegos de liga en la banca pero, el destino le tenía preparado un escenario ideal para iniciar su ascenso. En la tercera fecha Kovac lo hizo titular, ante el Bayer Leverkusen de Javier Hernández, que el curso pasado había puesto en alto el nombre de México en Alemania, eso mismo que Fabián quería lograr.
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Y mientras en México lo natural era esperar que Chicharito brillara, ese día quien se robó el protagonismo fue Marco: dio la asistencia para el 1-0 e hizo el 2-1 del triunfo. Su aporte ofensivo y disposición al sacrificio y esfuerzo convencieron a Kovac.
A partir de ese día, el 10 de las Águilas se hizo titular y clave; de los 18 goles de su equipo en las primeras 12 fechas, él participó en siete: sus tres tantos –uno al Bayern– y cuatro asistencias, han ayudado al Frankfurt a colocarse en la parte alta de la tabla y ser protagonista del campeonato.
Él mismo explica el secreto del cambio: “Soy más maduro y estoy trabajando muchísimo”. Además, da mérito a la confianza de su técnico y sus compañeros, por quienes se mata en el campo cada juego. Así, gracias a su perseverancia y a esa voluntad de triunfar -tan propia del país donde ahora brilla- el mexicano parece haber dejado por siempre atrás a Marquito, para convertirse en Herr Fabián.
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