Los Dragones aztecas del Porto II
Esta es la evolución de Héctor Herrera…
Esta es la evolución de Héctor Herrera…
ANTES DE SER DRAGÓN
Héctor Herrera fue detectado por el Pachuca en su natal Rosarito, Baja California, en 2009, cuando tenía 19 años. Pasó por divisiones inferiores del club de Hidalgo e incluso estuvo en los Arroceros de Cuautla de tercera división. Para 2011 cuando jugaba con la filial de segunda del Pachuca en Tampico, Efraín Flores, director técnico del primer equipo, lo detectó y lo debutó en el Apertura de ese año.
A partir de entonces, Herrera demostró polivalencia: jugó de lateral, volante, contención y hasta enganche. Sus actuaciones con los Tuzos y la capacidad de desenvolverse con eficacia en distintas zonas del campo le ayudaron a llegar a la Selección Olímpica que asistió a Londres 2012. En ese torneo ratificó su capacidad de ida y vuelta, su fondo físico y ayudó a México a ganar el oro.
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Su talento llamó la atención en el extranjero y un año después, cuando disputaba la Copa Confederaciones con la Selección Mayor, fichó con el Porto y se convirtió en la venta más cara de un mexicano desde la liga local a Europa (Pachuca no confirmó la cifra, pero se rumoró que fueron 8 millones de euros).
DATO DE HERRERA | En septiembre de 2015 a Héctor Miguel le restaban dos años de contrato con el Porto. En el mismo mes renovó su relación con los Dragones hasta 2019. Su cláusula de rescisión se mantuvo en 40 millones de euros.
DRAGÓN AZTECA
La campaña 2014-15 en el Porto fue para Herrera de ensueño: se convirtió en uno de los más regulares y lo eligieron Mejor Jugador del club. Sin embargo, la temporada actual ha sido difícil y ahora lucha por retomar su nivel.
A inicios de 2015, un mexicano acaparaba las conversaciones futboleras en su país. No era Javier Hernández, Carlos Vela o Gio dos Santos, tipos más acostumbrados a los reflectores por su desempeño y por actuar entonces en La Liga. No. Quien robaba la atención era Héctor Herrera.
En su segunda campaña con el Porto lucía su ubicación, fondo físico y capacidad de circular la bola; su progresión era evidente: en su segundo año jugó casi el doble de minutos que el primero en la liga portuguesa: 2,376 contra 1,202.
Uno de sus puntos más altos llegó en marzo, en la vuelta de octavos de final de la Champions League, cuando su club venció 4-0 al Basel; marcó un gol y fue el jugador con más recorrido (más de 12 kilómetros), pases acertados (46) y tiros (tres).
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Los Dragones enfrentarían al Bayern Múnich en Cuartos y una voz respetada reconoció la calidad del Zorro. “Es un jugador fantástico”. La declaración era del técnico bávaro, Josep Guardiola, quien añadió: “Parece que es lento, pero es muy potente”.
El Porto fue eliminado pero la imagen que Héctor Miguel dejó durante la campaña le valió el Dragón de Oro, premio concedido por el club a su mejor jugador en el ciclo. Todo iba estupendo, sin embargo las cosas se torcieron un poco en el verano de 2015.
¿Demasiada actividad?
Héctor Herrera jugó la Copa Oro con México y su participación no fue lo brillante que se esperaba. Tanto que no jugó la final, en la que México venció a Jamaica. El seleccionador Miguel Herrera justificó la decisión: “Héctor tuvo un año de mucho trabajo y venía cansado mentalmente”.
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Con su club, las cosas no mejoraron. En los primeros 10 juegos de la liga 2015-16, el Zorro apenas sumó 315 minutos (35 por ciento del total) y quedó fuera de las convocatorias de duelos como el último de la fase de grupos de la Champions, ante Chelsea.
Frente al panorama, Héctor Herrera admitió: “Me siento un poco cansado”. Julen Lopetegui, ahora ex DT del Porto, reforzó la idea a inicios de noviembre: “El año pasado Héctor jugó prácticamente todo. Viene de dos años sin descansar en verano [jugó el Mundial 2014 y la Copa Oro 2015]”. Por suerte para Héctor, Julen matizó: “Es muy buen jugador, con actitud fantástica y capacidad de competir, estoy convencido de que será muy importante para nosotros este año”.
Ahora, el de Rosarito debe probar que tiene la personalidad y la fortaleza mental necesarias para superar el bache y retomar el nivel que le valió ser comparado con miembros de la élite mundial (Rio Ferdinand llegó a decir que era “una mezcla entre Gary Cahill y Angel Di María”), debe demostrar que evolucionó en la superficie pero también debajo de la piel.
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