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Freddy Adu, el niño que nunca creció

Por: Staff FT 24 Dic 2015

Freddy Adu, el niño que nunca creció

Llegó a ser considerado el nuevo Pelé y ahora…

Sierra Mist fue un refresco lanzado al mercado por Pepsi-Cola North America en el año 2000. La bebida buscaba competir con otras de sabor lima-limón y estaba dirigida principalmente a un público de adolescentes y jóvenes adultos.

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Por ello no fue raro que, en 2004, buscaran fortalecerse asociando su imagen con el futbol, un deporte todavía joven en Estados Unidos y que aún no estallaba su potencial al máximo.

¿Y qué mejor manera de lograrlo que con un anuncio televisivo estelarizado por un ícono del futbol mundial como Pelé? La única forma de mejorarlo era incluyendo en el comercial a la nueva sensación del soccer en aquel país: Freddy Adu.

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Llegado a Estados Unidos en 1997 desde su natal Ghana, a sus 14 años pintaba para convertirse en la siguiente estrella mundial, el crack que -en términos cinematográficos- estelarizaría la versión norteamericana de O Rei, la figura que convertiría el soccer en un negocio multimillonario y encabezaría la revolución definitiva del futbol en el país de las Barras y las Estrellas y lo colocaría en la cima del futbol mundial.

En pocas palabras, era el nuevo Pelé. O, para ser más precisos, eso es lo que esperaban en Estados Unidos.

Para entender las expectativas que aquel niño despertaba, un poco de contexto.

Un año antes de grabar aquel anuncio, había sido firmado por Nike; algunos se atrevían a comparar aquel fichaje con los que la marca de la palomita había conseguido con atletas como Tiger Woods o LeBron James antes de que se convirtieran en íconos del golf y el basketball, por lo acertados que habían resultado.

El analista de ESPN Darren Rovell creía que el vínculo de Freddy Adu por un millón de dólares con la palomita podía equipararse con el trato que en 1984 habían firmado a Michael Jordan, dado su bajo costo -2.5 millones-. Phil Knight, cofundador de Nike, creía incluso que podía tener un impacto para su compañía mayor que el de LeBron.

Freddy Adu es un joven talento increíble y disfruté compartiendo el campo con él”. Esto decía Pelé en 2004, cuando el comercial de Sierra Mist los reunió a él y a la nueva promesa del futbol estadounidense.

Adu estaba ya en los récords como el jugador más joven en la historia de la MLS (récord que mantiene). En noviembre del año previo había firmado un contrato con la liga y fue la primera selección del DC United en el draft de 2004.

El talento estaba ahí. Los patrocinios estaban ahí. El visto bueno de una figura mítica estaba ahí. El impulso de una liga naciente que contaba con el poder de la mercadotecnia estaba ahí. Quizá el problema es que todas estas eran mayores que el talento real que Freddy Adu tenía.

No habría llegado ahí por casualidad, algo tendría que saber con la pelota el chico. Sin embargo, a nadie se le ocurrió que intentar colocarlo como la futura superestrella del futbol de Estados Unidos -ya no digamos equipararlo con Pelé– podría ser una carga demasiado pesada para las espaldas adolescentes de Freddy Adu.

Una de las muestras de que quizá todo llegó demasiado pronto para el muchacho la dio él mismo en una declaración en 2012: “Mi familia era muy pobre, mi mamá tenía dos o tres trabajos para mantenernos a mí y a mi hermano. En esa situación, si Nike viene y te da un contrato de un millón de dólares y la MLS quiere hacerte el jugador mejor pagado de la liga aunque tengas solo 14 años, no puedes decir que no. Simplemente no puedes”.

Declaró esto cuando estaba en el Philadelphia Union, su tercer equipo en la MLS, después de haber pasado también por el Real Salt Lake y de varios años de intentos frustrados por consolidarse en Europa, un camino que inició cuando el Benfica lo compró en 2007 y que siguió con préstamos sin trascendencia en Francia, Grecia y Turquía.

Pese a que una travesía de ese tipo podría sonar a la carrera de un veterano, cuando Freddy Adu llegó a Philadelphia tenía apenas 23 años.

Antes de iniciar su travesía por el Viejo Continente, se había apuntado también en la historia de la selección de Estados Unidos en 2006 como el jugador más joven en debutar con el equipo mayor, en un amistoso ante Canadá, con menos de 17 años.

Aún así, vista la falta de consolidación del otrora niño maravilla, el propio Pelé admitió un par de años después que la carrera de Freddy Adu no había salido como esperaba.

Eventualmente, engrosó aún más su colección de equipos en destinos como Brasil, Serbia y Finlandia, pero en ninguno dejó huella.

La más reciente parada del delantero es el Tampa Bay de la NASL, una liga que ni siquiera es propiamente una segunda división. Llegó en octubre de 2015 pero, vista la forma en que su trayectoria se ha desarrollado, nadie podría asegurar que esté ahí por mucho tiempo.

En el comercial que grabaron, O Rei y Freddy Adu competían por ganar la última Sierra Mist de la hielera en un soleado y caluroso día: el que deje caer el balón, pierde. Luego de varias y habilidosas ejecuciones, el norteamericano termina imponiéndose a Pelé, pero en vez de cobrar su recompensa, se distrae celebrando, y el veterano aprovecha para tomarse el refresco. Cuando Freddy Adu se da cuenta le reclama, pero el brasileño lo para en seco sonriendo y llamándole: “Novato”.

Quizá eso mismo fue lo que sucedió con Freddy Adu y su talento natural fue al mismo tiempo su maldición: el éxito llegó demasiado pronto a él, cuando no estaba preparado para manejarlo. O quizá las expectativas a su alrededor fueron tantas que crearon un peso insostenible. O tal vez simplemente Freddy Adu no tenía tanta calidad como quienes vieron en él al nuevo Pelé.

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