Héroes de la Euro | Marco van Basten

Pasan los años y nadie menciona a Marco van Basten sin recordar el hermoso gol que hizo en la Final de la Copa Europea de 1988 disputada entre Holanda y la Unión Soviética. Él mismo, más allá de haber sido Campeón de Goleo en esa edición, sabe que esa volea lo marcó para siempre. Dice: “El gol contra la URSS en la Final es todo; es el mejor gol que anoté y cambió mi vida”.

Ese gol se ha perpetuado como una de las más bellas estampas en la historia de la Euro. No obstante, detrás de ella hubo meses difíciles para Van Basten, quien, debido a una lesión en uno de sus frágiles tobillos, apenas jugó 11 partidos y marcó tres goles en su primera campaña con el Milán, la 1987-88.

1988, República Federal De Alemania. Marco Van Basten de Holanda anota el gol de la salvación https://t.co/uLqpFookkz

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— Curiosidades Futbol (@CuriososFutboI) 4 de junio de 2016

Sin atravesar su mejor momento, Marcel (su verdadero nombre) llegó a la Euro. El debut no fue grato ni para él ni para la Naranja Mecánica; sucumbieron 1-0 ante la URSS.

Holanda necesitaba despertar… Y lo hizo ante Inglaterra, a la cual venció 3-1. “Ése fue un partido muy importante para mi carrera. Yo había tenido un año difícil con muchos problemas de lesiones. Desde ese momento, todo se volvió positivo. Anoté tres goles y ganamos. Después, los otros encuentros fueron más fáciles”, rememora.

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Van Basten se manifestó nuevamente en semifinales. Holanda caía 1-0 y el milanista tuvo una noche heroica: provocó un penalti que Ronald Koeman convirtió en el empate y después concretó la voltereta a dos minutos del término del partido.

Marco también sería el hombre de la Final. Al minuto 32 asistió a Ruud Gullit para el 1-0. Luego sólo tuvo que pasar el tiempo para ejecutar su obra maestra.

Corría el minuto 54, cuando, desde el sector izquierdo, Arnold Muhrer envió un centro al área soviética. Muy pasado, al costado derecho de la misma. Ahí apareció Van Basten: “En esos momentos pensé que podía parar el balón, pero había un defensa muy cerca, así que decidí rematar de volea…”.

“Escuché un zumbido. Fue un gran gol”, es todo lo que comenta el portero soviético Rinat Dasaev, quien fue sorprendido por la parábola que describió el balón. Marco, a su vez, dice orgulloso: “Me salió un disparo perfecto”.