Klopp se estrenó como director técnico del Liverpool
Los Reds mostraron una cara distinta pero el resultado fue el mismo
Tras el despido inesperado de Brendan Rodgers al mando del Liverpool, Jurgen Klopp contó con su estreno en el banquillo de los Reds, que sí modificaron su aspecto y demostraron una mejor versión, sin embargo, el resultado fue el mismo, sin pasar de un empate amrgo mismo que costó la destitución del anterior estratega.
En un partido intenso, Liverpool comenzó dominando, aunque sobre el final fue su portero que obró tres milagros que les permitieron salir de White Hart Lane con un empate (0-0). Los problemas para Klopp empezaron antes mismo del pitido inicial. Como si no bastara las lesiones de Benteke, Ings y Firmino, Sturridge fue baja de última hora, tras recibir un golpe en la rodilla en el último entrenamiento antes del partido. Origi salió de titular en el centro del ataque.
Motivado por el fichaje de su nuevo técnico estrella, Liverpool comenzó presionando, aplicando el característico marcaje colectivo y de alta presión que hizo el alemán conocido en el Borussia Dortmund. Aunque diera señales de evolución, demostró claramente que necesitará tiempo para asimilar el nuevo sistema, muy exigente físicamente. A los 10 minutos los de Klopp tuvieron su primera y única oportunidad de la primera parte. En un tiro de esquina tirado por Coutinho desde la derecha, Origi remató de cabeza al larguero y el balón rebotó en la línea de Hugo Lloris.
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A partir de ahí, la primera parte fue toda presión del Tottenham. Brilló la estrella de Simon Mignolet, que aguantó la presión de los Spurs e hizo dos paradones espectaculares en tiros de Harry Kane y Adam Lallana.
En la segunda parte el partido disminuyó mucho de intensidad, con ambos equipos demostrando señales de cansancio por una primera parte en alta velocidad. El Liverpool dominó la posesión, pero no conseguía crear oportunidades de gol. Cuando el partido parecía definido, a falta de 5 minutos para el final, en una contra del Tottenham, Harry Kane recibió un pase de Christian Eriksen y soltó un zapatazo que Mignolet, una vez más, salvó milagrosamente.