¡Qué final para Cristiano en la Euro!
El astro luso acabó de manera inesperada la justa en Francia
Había sido, hasta ese momento, la imagen de la final. En el marcador de Saint Denis, 0-0; minuto 16 y 20 segundos. Cristiano, dolido en la rodilla izquierda de la falta -no señalada- que había sufrido ocho minutos antes de Dimitri Payet en el medio campo, se quedó tendido en el suelo. Lloró. Un mal indicio para Portugal.
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Lo notaron sus aficionados en el estadio, que observaron la escena con gestos de tensión y preocupación; sus compañeros, que corrieron veloces a consolar a su estrella; y su entrenador, Fernando Santos, que ordenó calentar a Ricardo Quaresma. Un minuto y medio después, 17:51, Cristiano se va a la banda para ser atendido.
Calmantes, vendaje, tratamiento… y vuelta al campo en el 19:53. El astro luso se reincorpora al partido, pero otra jugada, tres minutos y medio después, en el 22:20, desata definitivamente las alarmas: recibe y conduce el balón en tres cuartos para un contragolpe, pero cojea levemente y suelta la pelota de inmediato.
Él prosigue su carrera, pero sabe que algo va mal, que su dolor en la rodilla izquierda no le permite seguir. No puede. Minuto 22:58. Llora de nuevo. Entre sus lágrimas, el árbitro, Mark Clattenburg, le pregunta. También Nani, al que coloca el brazalete de capitán, mientras Fernando Santos gesticula si le cambia o no.
Tirado primero, sentado después, sobre el césped, Cristiano ya asume su lesión. Tumbado ya en la camilla, su ya desconsolado llanto acompaña el trayecto directo hacia el vestuario, como también los aplausos de los 80.000 espectadores en el estadio de Saint Denis. Era el minuto 24 y 35 segundos cuando la final terminó para él.
61 partidos y 57 goles después en esta temporada, en el partido más importante de su carrera con la selección, una lesión le apartó del duelo que había perseguido y anhelado desde 2004, desde que jugó y perdió la final de la Eurocopa 2004 contra Grecia. Cristiano, sin final en 25 minutos, después de tocar apenas ocho balones.
Pero Cristiano regresó a la cancha para vivir desde el banquillo un final cardiaco. Estaba vendado, nervioso y al final acabó tal y como el dijo en la víspera de la Final “con lágrimas pero de felicidad”. Un gol de Éder le devolvió la sonrisa y le permitió regalar una postal para la posteridad que hasta antes del partido era una fantasía: levantar la primera Eurocopa para Portugal.