Futbolistas con apodo… ¡de comida!
No solo el Fideo es famoso, recordamos algunos motes gastronómicos
Los sobrenombres y su relación con el futbol es infinita. El cumpleaños Ángel di María, a quien también llaman el Fideo, es el pretexto perfecto para repasar algunos de los futbolistas que tienen… ¡apodo de comida!
Ángel di María – Fideo | Ninguna pasta será más cara que el Fideo, habilidoso extremo argentino que, durante su carrera ha movido 176 millones de euros entre diversas transferencias (Benfica, Real Madrid, Manchester United y PSG). Y pensar que su primer cambio de club se dio solo por 26 balones. Su mote se debe a su físico, demasiado delgado y escurridizo.
Edgar González – Quesos | Un delantero mexicano que inició su camino en el profesionalismo con el Toluca, máquina imparable a comienzos del siglo, a la sombra de Vicente Sánchez y un tal José Saturnino Cardozo. Eso frustró su periplo en el Máximo Circuito y en los últimos años el Ascenso MX ha sido su hábitat, con los Alebrijes de Oaxaca como su refugio actual.
Cristian Rodríguez – Cebolla | De gran habilidad para las gambetas, Cristian escaló rápidamente en la fuerzas inferiores de Peñarol, donde ganó su mote por hacer llorar a otros futbolistas, pues con su dribling y vertiginoso cambio de ritmo los dejaba sembrados y los hacía llorar.
Javier Hernández – Chicharito | Con un presente fantástico en la Bundesliga, su apodo ha traspasado fronteras. A su llegada al Manchester United consiguió un permiso especial para portar en su dorsal la leyenda con su apodo; en España pasó un tanto desapercibido pero en Alemania es un ídolo total. Su apodo fue heredado, pues su padre, mundialista en México 1986 contaba con un intenso color verde de ojos, que sirvió de excusa para ponerle mote: Chícharo y al hijo, Chicharito.
Enrique Esqueda – Paleta | En la época en que Esqueda metía más goles que Chicharito (fue mundialista Sub-17 en 2005), el canterano del América tenía un cabelllo bastante esponjado y fue comparado con la imagen de la Paleta Payaso por sus originales compañeros.
Carlos Ruiz – Pescadito | Sinónimo de efectividad frente al marco, el guatemalteco ha recorrido el mundo jugando en las ligas de Estados Unidos, Canadá, México, Paraguay y Grecia. Máximo goleador chapín y de romance constante con las redes.
Carlos Orrantía – Charal | Poseedor de unas piernas largas y frágiles a las que aún les falta tonificar los gemelos y demás músculos en el gimnasio, y unos ojos prominentes color marrón, esas características le valieron a Carlos el mote de Charal, un pez que habita casi exclusivamente en las aguas mexicanas.
Javier Orozco – Chuletita | Al atacante de Santos su sobrenombre le llegó directo de familia, fue su abuelo el que le puso sobrenombre. “Era muy delgado de pequeño, nacimos de una familia humilde y nos faltaba siempre el alimento fuerte: la carne. Vendíamos frijol en olla, me gustaba mucho la chuleta, aunque no la conocía, siempre la deseaba”, revela Javier. Su hermano Luis, también futbolista, era el Chuleta en la cantera de Cruz Azul y al ser el hermano menor, se le quedó lo de Chuletita.
Hernán Gómez – Bolillo | Su apodo, poco común, es culpa del ex jugador del Independiente de Medellín, el boricua Zárate, un recio zaguero de los años ’70, que le armó burla por haberse quitado demasiado cabello.
Antonio Briseño – Pollo | Campeón del mundo en 2011 con el Tri, su periplo en la Primera División no ha sido tan exitoso por las escasas oportunidades recibidas en Tigres. El enérgico central se mantiene a la expectativa de convertirse en titular.