Cabañas: El Mariscal que le ganó a la muerte hace ocho años
Recordamos el día en que todo cambió para el Chava, y cómo afronta su presente en Paraguay.
La gran mayoría de los paraguayos recordamos qué estábamos haciendo el 25 de enero de 2010, cuando el país del corazón de Sudamérica se despertó con la noticia de que Salvador Cabañas estaba al borde de la muerte. Ese 2010 debía ser el año del Chava: consentido del América, con el interés de varios equipos europeos y a meses de la Copa del Mundo de Sudáfrica, donde el Mariscal planeaba consolidarse como el gran delantero de la selección guaraní.
Solo bastó una noche en el ya extinto Bar Bar de la Avenida Insurgentes, para que la vida de Cabañas cambie por completo. La imagen del deportista tirado en el piso del baño del lugar y que recorrió el mundo, todavía reflota en la memoria de la afición paraguaya. Más allá de la casi inmediata detención de José Jorge ‘El JJ’ Balderas, la salud del goleador era lo más importante. Chava sufrió pérdida de la memoria, durante un tiempo habló sólo en guaraní, estuvo más de un mes en el hospital y realizó sesiones diarias de terapias físicas y cognitivas.
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El alguna vez estandarte de la recordada selección paraguaya de Gerardo ‘El Tata’ Martino, nunca pudo retomar su carrera futbolística y puede considerarse a su caso como un milagro, ya que hasta el día de hoy lleva alojada la bala en la parte posterior del cráneo y los médicos consideran que retirarla sería de altísimo riesgo.
El presente del goleador
Después del alta, sumado a un mediático y tormentoso divorcio, perdió parte de su fortuna y regresó a la casa de sus padres en la ciudad de Itauguá. Allí, a 36 kilómetros de Asunción, Salvador trabajó en la modesta panadería de su familia mientras buscaba una oportunidad en el fútbol. Y aunque no pudo retomar su carrera como jugador, hoy es Gerente Deportivo de las divisiones inferiores del Deportivo Capiatá, equipo de la primera división de la liga paraguaya.
Dionisio Cabañas, padre de Salvador, comentó sobre el optimismo constante de su hijo más allá de la tragedia. “Está muy contento en el Deportivo Capiatá, y ahora está de vacaciones disfrutando”, comentó en conversación con el programa Futgol 970 de Paraguay. “No es porque sea su padre, pero Salvador es querido por todos y es una muy buena persona. En México lo siguen invitando a compromisos pero está acá en su casa, trabaja y prepara a los chicos hasta en el interior del país. Disfruta mucho de su trabajo”.
Para Don Cabañas, Chava tiene dos fechas de cumpleaños: El 5 de agosto de 1980 y el 25 de enero de 2010.
Su padre sigue sorprendido con el hecho de que aunque pasen los años, toda la familia sigue sintiendo el apoyo de los que valoran y recuerdan con nostalgia los goles de un deportista que dejó su huella en la historia futbolística de México, su país y el resto del continente.
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Hace un par de días y durante una visita a Tabasco, Salvador charló con la prensa local y cuando le preguntaron sobre cómo ve al América en la Liga MX, su respuesta fue tan sincera como apesadumbrada: “No te puedo mentir, no veo fútbol. Me da tristeza verlo, así que por eso no puedo opinar de nada”.
Dicen que el tiempo es el peor enemigo, pero la memoria del pueblo paraguayo y la afición americanista recordarán por siempre el día en que un balazo no pudo con el Mariscal. Y aunque el balón siga rodando, es inevitable cuestionar al destino y preguntarnos: ¿Qué sería hoy de Cabañas si decidía no ir al Bar Bar esa nefasta noche?
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