El futbolista más limpio de la historia
Gary Lineker, debería ser conocido como Mister Fair Play
Jugar futbol es una de las cosas más bellas que puede existir en la vida. Ser ídolo de un país tan futbolero como Inglaterra debe ser una de las cosas soñadas por cualquier futbolista. Ser campeón goleador en un Mundial es un hito que muy pocas personas en el mundo pueden presumir, pero existe un récord, quizás menos importante, aunque sin duda, mucho mas díficil de lograr. Esa marca le corresponde al futbolista más limpio de la historia y la ostenta, Gary Lineker, que debería ser conocido como Mister Fair Play.
El crack inglés no recibió ninguna tarjeta en su vida futbolística que no fuera para felicitarlo. Así es, por imposible que parezca, Lineker se fue del futbol sin haber recibido ninguna tarjeta amarilla, y mucho menos, la tarjeta roja.
Su marca será casi imposible de igualar y su estela en el futbol también, pues los fanáticos ingleses aún sienten nostalgia de todas las alegrías que les hizo pasar el cañonero con el 10 en la espalda. Dicha trayectoria le valió en 1990 el Premio Fair Play otorgado por la FIFA, peros sus logros van más allá de ello.
Entre 1978 y 1994, Gary Lineker jugó 546 encuentros oficiales y logró convertir 291 goles. Vistió la elástica de Leicester City, Everton, Barcelona, Tottenham Hotspur, Nagoya y, por supuesto, la de su amada Inglaterra, con la cual brilló en el Mundial de México 1986 consagrándose como el máximo romperredes del certamen. Mister Fair Play se quedó con una espinita clavada en nuestro país, pues fue eliminado en la fase de cuartos de final, todo por la culpa de la Mano de Dios (la famosa acción de Maradona a todas luces ilegal).
Si uno repasa los videos de su partidos, Lineker siempre fue un futbolista intenso que no daba una pelota por muerta. Un zorro en el área pero con una alegría y amor por el juego sin igual.
“Uno de los aspectos importantes del futbol es intentar comportarte y jugar limpio en el campo de juego”, destacó hace poco en una entrevista.
Lineker también fue reconocido por una frase que en nuestros días es común escuchar una y otra vez
“El fútbol es un juego simple: 22 hombres corren detrás de un balón durante 90 minutos y, al final, los alemanes siempre ganan”, declaración vertida tras perder en semifinales del Mundial de 1990 ante Alemania, a la postre, el mejor del certamen.
En total jugó con el combinado de Inglaterra 80 partidos, en los que anotó 48 goles, 10 de ellos en los 2 mundiales que jugó (seis en 1986 y cuatro en 1990).
Sus seis goles en el Mundial de México 1986
Triplete ante Polonia
Doblete ante Paraguay
Gol a Argentina