Zidane: Vida blanca

El legendario francés intenta dejar huella como director técnico del Real Madrid
Antes de dirigir al Real Madrid, Zinedine Zidane brilló en el club como jugador, tuvo éxito como asistente de Carlo Ancelotti y pasó sin mayor éxito por el banquillo del Castilla. Hoy tiene la misión de devolver a la pelea por los títulos al Madrid en la campaña 2015-16, un desafío para el que cuenta con la combinación de la poca experiencia dirigiendo y la ventaja de ser una figura reverenciada y admirada; en suma, de ser Zidane.
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Como jugador, un mago científico
Para hablar de la grandeza de un artista de forma rápida, suele recurrirse a referencias universales de su talento. El David de Miguel Ángel y la Mona Lisa de Da Vinci son un par de casos. Si hablamos de Zidane, aunque dejó muestras de su clase en distintos torneos, la final de la Champions 2001-02 fue el escenario en el que ejecutó su obra más recordada como Merengue: una pose que combinó al mismo tiempo la belleza enigmática que producía el cincel de Miguel Ángel -cuyo secreto para producir piezas de mármol tan brillante y perfecto se fue con él a la tumba- con el ingenio fantástico de Leonardo Da Vinci, cuyas asombrosas ideas no lograron concretarse en su época al no existir la tecnología necesaria para llevarlas a cabo.
Por suerte para el Madrid, Zizou tenía los recursos para materializar las maravillas que su cabeza privilegiada concebía. Fue ese justo el caso de la volea con la que al minuto 45 de la final ante el Leverkusen sentenció la novena Orejona para el cuadro madrileño. Su mítico zurdazo fue el trazo, la pincelada, el golpe último de cincel con el que culminó la obra que soñaba el día que lo presentaron en el Bernabéu: “Quiero ganar la Copa de Europa y quiero ganarla con el Real Madrid”. Antes de llegar al Madrid, ese era el único gran título que le faltaba.
Dijo alguna vez Valdano que Zidane era un elefante con la gracia de una bailarina; bien valdría añadir que sobre el césped el francés combinaba la inspiración de un artista con la precisión de un ingeniero; un tipo para quien las cosas eran tan sencillas, como dijo alguna vez el periodista John Carlin, que podía dar la impresión de actuar con desdén aunque no fuera así. Esa mezcla única dio como resultado a un genio que el cuadro madrileño tuvo la fortuna de disfrutar durante cinco años, que bastaron para inmortalizarlo en la leyenda del cuadro de Chamartín.
Asistente | Sentado a la derecha…
Los grandes imperios se sustentan en ciudades clave. Con los remotos límites que alcanzó, el imperio romano no habría podido subsistir sin Roma, su capital fundacional. Las grandes construcciones precisan un punto de apoyo. La Gran Pirámide de Egipto y sus cuatro piedras angulares son una muestra. Ciudades, piedras, aliados… todos piezas fundamentales para quienes lideran proyectos en distintos ámbitos.
Zidane ha sido una de esas piezas clave para los Florentinatos en el Madrid.
Desde la noche de agosto 2000 cuando Florentino Pérez le lanzó el primer anzuelo para unirlo al proyecto Galáctico, Zidane ha tenido siempre un rol importante en los planes del directivo. Cuando Florentino inició en 2009 su segunda presidencia anunció a Zidane como su consejero. Luego, el francés tuvo distintos puestos (en 2010 fue adjunto al primer equipo para los partidos de Champions) hasta que para el ciclo 2013-14, Carlo Ancelotti anunció que tendría un asistente de lujo: “Zidane estará en el banquillo”.
Zizou demostró como auxiliar que su inteligencia estaba intacta, según reporteros que cubren el día a día Merengue, quienes afirman que sabía que su rol principal era ayudar en el aspecto mental a jugadores como Benzema e Isco (fichaje que él mismo recomendó) y que lo desempeñó bien.
También se reveló que podía ser obsesivo y observador; durante esa campaña, solía sentarse en la primera fila en las ruedas de prensa para conocer la dinámica de los reporteros con el técnico, para medirlos.
Con lo difícil que resulte para una figura como él, Zidane supo alejarse del protagonismo y lo dejó para su jefe y los jugadores. La aventura resultó exitosa, pues en 2014 sumó a su colección la segunda Orejona con el Madrid -ahora como discreto escudero del DT- y estableció que como centro de atención o desde las sombras, Zidane es un valioso engrane en la máquina Florentina.
Técnico | Dios es mortal
El futbol profesional es un mundo dentro del otro mundo donde nos movemos las personas comunes. Tiene sus propias leyes y ciclos de vida. En él existen otros submundos y el éxito en uno no garantiza que se repita en otro, como sabe Zidane: “No por haber sido un gran jugador se puede ser un gran entrenador o dirigente”.
En la cancha, su talento sobrenatural y liderazgo místico lo ponían por encima del resto, pero al retirarse no se sabía si seguiría ligado al futbol.
Algo así dijo Florentino Pérez en 2013: “Yo no creía que le gustaría ser entrenador, pero en estos años ha decidido serlo”. Esa idea sembrada en el presidente Merengue ayudó a que para el curso 2014-15 lo nombraran técnico del Castilla, que había descendido el año anterior a Segunda B. El primer experimento salió mal: el equipo no entró al play off por el ascenso, en parte por el bajón que sufrió desde que empezó a meter a un fichaje estruendoso del club (de los que gustan al presi Blanco), el noruego Odegaard -con quien nunca tuvo química, según reporteros que cubren al equipo-.
La magia que le bastaba en el campo no vale tanto fuera; el 4-2-3-1 con el que solía jugar su Castilla y sus razones son ahora más importantes.
Claro, su halo no deja de pesar del todo, como deja ver una nueva deidad blanca. “Con Zidane tenemos más empatía que con Benítez”, dice Cristiano y añade que hay cosas del francés que le recuerdan a Ancelotti: “Es tranquilo y serio en el trabajo y divertido fuera; habla y empatiza con los jugadores”.
Aún es pronto para saber si Zizou DT puede alcanzar en el banquillo la divinidad que tuvo en el campo como Merengue o si la imagen del dios se despedazará al caer al terreno de los mortales. El misterio tiene su encanto, como él mismo dijo alguna vez: “El futbol es bonito cuando no se sabe lo que va a pasar”.