Cuauhtémoc se corona
El Temo sólo tenía un pendiente en su carrera: ser Campeón con América.
Para agosto de 2004, Guillermo Cañedo White había sido nombrado recientemente presidente del América. Él se encontraba en Grecia, en donde se celebraban los Juegos Olímpicos. En ese país se encontró con Manuel Lapuente a quien le prometió llamarle por teléfono en cuanto ambos regresaran a México.
Llegó ese momento…
– Hola, Manolo. ¿Te gustaría regresar al América?
– ¿En dónde firmo?
– No, no. A ver: Yo quiero que seas vicepresidente deportivo del equipo. ¿Cómo la ves?
– ¿Cuál será mi función?
– Tu función empezará ayudándome a escoger a un entrenador. ¿A quién traerías como técnico?
– No tengo dudas, Memo. A Mario Carrillo.
– Ya ves. Hemos empezado bien.
– ¿Tú tienes pensado en otros?
– He pensado en varios, Manolo, pero Mario, como me lo sugieres, me parece el indicado.
Así empezó la gestión de Manuel Lapuente como vicepresidente del América. El cargo lo ocupó oficialmente en septiembre de ese año y Mario estuvo por primera vez en el banquillo azulcrema en la jornada siete del Apertura 2004. El equipo no calificó a la liguilla de ese torneo, pero se gestaba un logro importante para el Clausura 2005.
El equipo tenía una defensa sólida con Duilio Davino, José Antonio Castro, Alfredo González Tahuilán, Ricardo Rojas, Raúl Salinas y Carlos Sánchez. “Jugadores que se mantenían desde el título del Verano 2002, cuando los hice campeones”, recuerda Lapuente, quien resalta: “Se conocían de memoria. Sólo llegó Ricardo Rojas, quien hizo mancuerna con Davino en la central”.
Además el mediocampo estaba bien ocupado con los experimentados Pável Pardo y Germán Villa. Solo había dudas en la delantera. Y Carrillo le hizo una petición especial a Lapuente: “Haz que Cuauhtémoc Blanco regrese”. El Temo había sido por varios años el último gran ídolo americanista, aunque no fue parte del título del Apertura 2002 porque en ese momento militaba en el Real Valladolid del futbol español.
Entonces el vicepresidente deportivo del club pactó una entrevista con el Temo en la oficina de Guillermo Cañedo…
– Cuau, en América eres un ídolo. Queremos que vuelvas.
– ¡Feliz de la vida, profe.
– Cuau, solo necesitamos que seas disciplinado. Eres el estandarte del equipo y no quiero que empieces a hacer desórdenes. También trata de llevar tu vida privada lo mejor posible para que seas el primero en llegar a los entrenamientos.
– Profe, en los entrenamientos voy a ser el primero. Y en cuanto a mi vida privada, no tenga cuidado.
Además del Temo, a ese club también llegó el brasileño Kleber. Todos estos se unieron a la estrella argentina Claudio Piojo López, quien permaneció en el club a petición del mismo Carrillo. “Te va a costar trabajo”, le advirtió Lapuente. Y Carrillo reviró: “Sí, Manolo, pero valdrá la pena”.
América tuvo una temporada regular muy buena. Destacó con goleadas de 4-2 sobre Santos en la fecha tres, un 4-1 sobre Jaguares en la fecha cinco y un 5-2 a Atlas en la 17. Terminó en segundo lugar de la tabla general con 30 puntos conseguidos luego de siete triunfos, nueve empates y una derrota.
En la liguilla América eliminó a Santos, en cuartos de final. El global fue de 3-3, pero las Águilas pasaron a la siguiente fase gracias a su mejor posición en la tabla. “Fueron partidos muy difíciles”, reconoce Lapuente. La situación cambió en las semifinales ante Cruz Azul al que le ganaron con un 6-2 global.
América llegó a la gran final con una racha de 15 juegos sin perder. El rival fue Tecos, al que le empató 1-1 en tiempo de compensación en el partido de ida disputado en el estadio Tres de Marzo. Un resultado que no inquietó a Lapuente: “Éramos amplios favoritos y lo demostramos en el juego de vuelta en el estadio Azteca”.
Ese partido América lo ganó con un contundente 6-3 con dobletes de Aarón Padilla y el Piojo López; Blanco y Jesús Mendoza marcaron los otros dos goles.
Para esos dos juegos de la final, América no contó con su mejor goleador: Kléber. El brasileño había sido suspendido tres partidos tras el juego de ida ante Cruz Azul luego de golpear al defensa argentino Federico Lusenhoff. Pero América no lo extrañó en absoluto en la final, gracias al Gansito Padilla, según recuerda Manuel Lapuente:
“Aarón nos resolvió el panorama. Dio un partidazo en la vuelta. Se pulió. Metió el primer gol al minuto uno y luego metió otro”.
Finalmente, Cuauhtémoc Blanco el ídolo del americanismo, con el gafete de capitán y el mejor asistente del club, con siete servicios de gol, fue el encargado de levantar la copa que congració a las Águilas como campeones del Clausura 2005: fue el décimo título, para el club, habían igualado al Guadalajara en la conquista de campeonatos.
Antes de ese momento de felicidad, hubo uno de molestia por parte del Temo, quien había sido retirado del campo al minuto 87. “Íbamos 5-3. Ya había anotado un gol, pero quería terminar el juego porque me sentía bastante bien”, recuerda Blanco Bravo, quien añadió: “Después platiqué con Carrillo y me explicó la razón por la cual me sacó: quería que los aficionados me ovacionaran. Fue un buen gesto”. Tal y como ocurrió.
“En el América tuve la fortuna de obtener el desempeño ideal de los jugadores en los dos títulos que gané, tanto de técnico como de vicepresidente”
Manuel Lapuente
“Tuve un grupo de jugadores extraordinario que trabajó la humildad, la lealtad, pero sobre todo la unión, algo básico en este equipo”
Mario Carrillo
La oncena del juego decisivo
Guillermo Ochoa; Raúl Salinas, Duilio Davino, Ricardo Rojas, José Antonio Castro; Pável Pardo, Germán Villa, Francisco Torres, Cuauhtémoc Blanco; Claudio López y Aarón Padilla.
Sus goleadores
Jugador JJ JC G
Kléber Boas 19 10 14
Claudio López 22 18 14
Cuauhtémoc Blanco 20 15 8