Luis Roberto Alves Zague
Hijo de un ídolo clásico del América, Luis Roberto Alves forjó su propia leyenda con base en entrega, velocidad y goles, hasta ser el máximo anotador del club.
La historia de los Alves en el Club América demuestra que una secuela puede ser tan buena y hasta mejor que la primera parte de una historia.
En los años 60, Emilio Azcárraga Milmo, dueño de los Cremas, comenzó a fichar jugadores extranjeros de gran calidad para convertir a su equipo en el mejor de México. Así llegó José Alves Zague en 1961, un brasileño temible frente al arco gracias a su efectividad, sobre todo, con la cabeza.
Durante casi una década, el Lobo Solitario se volvió ídolo del club gracias a un campeonato de goleo (1965-66) y a los títulos que ayudó a ganar (dos copas y una liga). Tras su retiro, volvió a Brasil con su familia. El menor de sus hijos, Luis Roberto, nacido en México, tenía tres años y nadie imaginaba que un día sería indispensable en la historia azulcrema.
Fortuna y paradojas
En 1984, previo a un amistoso del América en Trinidad y Tobago, el vicepresidente Francisco Hernández vio en un juego de los juveniles del Corinthians a un extremo alto, zurdo y veloz que le atrajo. Era Luis Roberto; Panchito Hernández inició las gestiones para contratarlo.
En su primer torneo, el México 86, Zaguinho era banca de tipos más hechos, como Carlos Hermosillo y Gonzalo Farfán. Pero en el duelo ante Chivas de la fecha 3 del torneo 1986-87, Hermosillo fue expulsado por una bronca y Luis fue titular en el siguiente juego, ante Neza.
Ahí, su doblete dio el triunfo 3-1 a las Águilas. Él ganó continuidad y marcó su sello goleador aunque no era un 9: “Yo no estaba para meter goles, pero los hacía”. Acabó siendo el americanista con más tantos de la historia.
En un club que ha tenido a delanteros del nivel de Borja o Hermosillo, su máximo romperredes es un extremo izquierdo que no sabía cabecear –pese a su 1.95 de estatura– y que tenía una diferencia inmensa entre la calidad de su gran zurda y la derecha. “Decían que era cojo”, según recuerda. Aun así, su gran zancada y velocidad (aunada a sus frenadas abruptas que desconcertaban a su marcador), más su definición potente y precisa lo ayudaron a marcar 162 goles en 14 torneos de liga como Águila (10 largos y cuatro cortos) en dos etapas en el club.
Otra rareza, la directiva se deshizo dos veces de él; la segunda, con un pretexto que todavía lo hace carcajear: “Dijeron que mi perfil no era el adecuado para el América”. Un contrasentido tan grande como el de que nunca fue campeón de goleo.
Pero ni eso impidió que Zaguinho se convirtiera en Zague y completara un intercambio jerárquico: dejó de ser el hijo del Lobo Solitario y José Alves se convirtió en el padre de Luis Roberto, el Águila más goleadora.
Acá va uno de los bellos recuerdos del partido más esperado y más importante del futbol mexicano #ClasicoNacional pic.twitter.com/yHvmvsMI75
— Zague (@LRZague) March 13, 2016
190 goles anotó en total Zague para el América, contando todas las competencias y juegos amistosos. Es el máximo anotador del club ante Chivas (10) y Pumas (14).
Goles significativos
Aunque su número 17 es memorable, en un homenaje a Zague le dieron un jersey americanista con el 162 en el dorsal, en alusión a todos sus goles en liga. Recordamos estos.
El primero
22 de diciembre de 1985 | Estadio Cuauhtémoc
La primera vez que marcó gol con las Águilas fue en la jornada 11 del torneo México 86, ante Puebla. Además de inaugurar su cuenta personal, Luis Roberto le dio el triunfo a su equipo por 1-0. Entonces usaba el número 21.
Póker de goles
11 de diciembre de 1994 | Estadio Corregidora
En la jornada 16 de la temporada 1994-95, cuando América visitó al TM Gallos Blancos, Zague se convirtió en el quinto americanista en hacer cuatro goles en un partido y el primero que lo consiguió como visitante. Las Águilas ganaron 8-2.
El último con las Águilas
19 de abril de 1998 | Estadio Azul
Su último gol como americanista fue contra Cruz Azul, en el partido de vuelta de los cuartos de final del torneo Verano 98 que terminó empatado 1-1. Lo curioso de la ocasión fue que Luis Roberto anotó con un cabezazo, remate que era una de sus debilidades.