América, sin hazaña ni futbol, cayó ante Real Madrid
Las Águilas caen 2-0 en semifinales ante el Real Madrid; ahora jugarán por el tercer lugar.
El América no hizo épica en el Mundial de Clubes. El pase a la final fue solo un espejismo. En el Estadio Internacional de Yokohama, las Águilas intentaron vender cara la derrota, pero al final acabaron con el sueño roto después de recibir un par de goles in extremis del Real Madrid. Murió el invicto de 15 partidos de La Volpe. El consuelo será jugar por el tercer lugar ante el Atlético Nacional.
Este jueves el futbol lavolpista fue fantasmagórico. Ni quemando los tres cambios e incluyendo a Michael Arroyo y Darwin Quintero, las Águilas fueron capaces de generar una ocasión que pusiera los pelos de punta en el coloso. Su mejor carta fue un tiro libre de Rubens Sambueza y otro de Da Silva que escupió Keylor Navas. No más.
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Ni conociendo a fondo como juega el Real Madrid de Zidane, el conjunto de La Volpe pudo hacer un partido con chispa. A cambio jugó con pundonor y de tú a tú, pero acabó fundido con dos jugadas de las que suelen lastimar a los clubes entusiastas.
América fue rocoso en el primer tiempo. Jugó muy compacto e incomodó a Cristiano Ronaldo. Sin embargo el luso se la ingenió y dio un claro aviso con un remate de cabeza que estrelló en el palo derecho. Antes del primer tiempo, los Blancos abrieron el marcador con una jugada de cinco toques que acabó en una genialidad de Karim Benzema, quien definió con un cachetazo de tres dedos.
El Real Madrid pudo ampliar la cuenta en el segundo tiempo; sin embargo Cristiano erró un remate de manera inverosímil dentro del área. Hoy no se cumplió ese adagio de gol fallado gol cantado. El América lejos estuvo de poder al menos, exigir a fondo a Navas. No funcionó tener un tridente con Michael Arroyo y Darwin Quintero abiertos, más Oribe en punta. Ninguno tiró entre los tres postes.
Cuando el partido agonizaba, el Real Madrid dictó sentencia. Un trazo diametral de James Rodríguez por la banda derecha llegó hasta Cristiano Ronaldo, quien tras ganarle la marca a Paolo Goltz se sacó la espina y fusiló a Moisés Muñoz, que ya le había tapado un zapatazo en el primer tiempo. La jugada quedará para el anecdotario, toda vez que estuvo a punto de quedar invalidada por una falla en la tecnología videoasistente de repetición. Al final el árbitro corrigió y dio por bueno el gol.