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La historia de… Christian Benítez

Por: Staff FT 29 Jul 2016

La historia de… Christian Benítez

El delantero ecuatoriano, ídolo de Santos y América, falleció hace tres años

El Sauce es el centro de entrenamientos de El Nacional. Está ubicado en el valle de Tumbaco, a 10 kilómetros al este de la capital de Ecuador, Quito. En aquel complejo deportivo comenzó la gran historia de Christian Chucho Benítez.

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Allí, en febrero de 2004, Orlando Narváez acudió a esa cancha y se acercó a platicar con Ever Hugo Almeida, quien entonces dirigía al primer equipo del cuadro criollo: “Profe, tengo a un chico, es un delantero rápido. Quiero que le vea, que le dé una oportunidad”.

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Narváez entrenaba a las divisiones inferiores de El Nacional y abogaba por uno de los chicos que tenía en el equipo sub-20. Almeida le respondió: “A ver, mándelo esta semana”. Orlando fue entonces con su pupilo y le dio la buena nueva: “Vas a ir a trabajar con los de Primera para que te den una oportunidad”.

Al siguiente fin de semana, Almeida decidió llevar al chico al duelo en el que Nacional visitaría al Espoli, y le dio algunos minutos de acción. Pese a que le vio algunas condiciones interesantes, algo del futbolista le generaba desconfianza al técnico: su manera de correr, que era un poco extraña debido a que había nacido sin el tendón cruzado anterior de la rodilla derecha.

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Luego de aquel juego, Ever Hugo habló con Narváez: “Me gustó, pero quisiera verle otra semana”, a lo que el formador replicó: “Profe, es un muchacho ganador, a él le gusta hacer goles, estar siempre cerca del marco rival”.

Así, el chico recibió una nueva oportunidad frente a la Liga Universitaria de Quito y convenció finalmente a Almeida. “Desde ahí se quedó en Primera División”, cuenta Orlando, y con una nota de nostalgia en la voz añade: “Él se llamaba Christian Rogelio Benítez Betancourt”.

Su ilusión: el futbol

La nostalgia se apodera de la voz de Narváez mientras evoca la tarde en que conoció a Benítez: “La carita de él cuando recién comenzó, a los 10 años… cuando lo dejaron en mis manos para que hiciera de él un deportista, un hombre de bien. Su ilusión era el futbol”.

Una tarde de enero de 1997, Rita Betancourt, madre del jugador, llegó a El Sauce a buscar a Orlando, quien trabajaba con la categoría sub-12 de El Nacional, y le explicó que dejaría el país, pero su hijo se quedaría y quería pedirle un favor: “Yo viajo para Italia el viernes [aquello fue un martes], a mi hijo le encanta el futbol, quiere jugar, ayúdame”.

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El formador se dirigió entonces al niño, que estaba escondido detrás de un árbol: “Christian, vente. A ver, ¿de qué juegas?”. El pequeño respondió: “Soy delantero, profe”. Orlando lo mandó con los otros niños, y en el rato que lo vio entrenar detectó su talento, por lo que pidió a Rita que le firmara los permisos necesarios para realizar el fichaje de su hijo con El Nacional.

A partir de ahí, el chico exhibió su potencia y vocación de goleador, como detalla Orlando: “En muchas ocasiones arrancaba desde la mitad de la cancha, dejaba a unos cinco en el camino, luego al arquero y hacía el gol. Era un show”. Eso le ayudó a progresar en las categorías inferiores del club: pasó a la sub-14, 16, 18 y 20. Fue en esta última cuando Narváez promovió su llegada al primer equipo. “Era el chico más ilusionado”, recuerda el formador de Benítez, a quien desde su arribo al club bautizó como Chucho.

Goleador internacional

Pero Narváez sabía que el talento de Benítez no sería suficiente para triunfar en el primer equipo: “Él era delgadito de pequeño. Yo le decía: ‘Cuando estés en Primera División tienes que invertir en tu alimentación, tienes que desarrollar tu físico’. Después se hizo una mole, fortísimo”. Eso ayudó al Chucho a hacerse de un lugar en el cuadro dirigido por Almeida, quien afirma que el delantero “era un muchacho lleno de potencia”.

Su participación con El Nacional fue aumentando y para su tercer torneo, el Clausura 2005, era ya parte del once titular y contribuyó con seis goles, incluyendo dos en la liguilla final, en la que los Criollos ganaron el título. La campaña de la consagración para Christian fue la de 2006. En esa temporada se disputaron dos torneos en Ecuador y los tres primeros lugares de cada uno disputaron una liguilla en la que el equipo de Benítez volvió a coronarse. Él fue clave, pues aportó 16 goles.

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Para entonces, ya era seleccionado ecuatoriano. En 2006 tenía 20 años y asistió al Mundial de Alemania. Su escuadra alcanzó los octavos de final en aquella justa, y pese a que él solo pudo actuar en un duelo, precisamente ante el anfitrión, recordaba la experiencia gratamente: “Es muy lindo jugar un Mundial, una aventura, ¡es a todo dar!”.

Al año siguiente, Christian volvió a representar a su país, esta vez en la Copa América. Ahí los resultados para Ecuador fueron pésimos, pues perdió sus tres duelos y terminó en último lugar del Grupo B, pero para Chucho no todo fue malo. En su segundo encuentro Ecuador enfrentó a México, que venció 2-1. Benítez no anotó, pero exhibió su velocidad, facilidad para desmarcarse y capacidad de remate. Al mismo tiempo, Daniel Guzmán seguía el partido por televisión desde su casa en Torreón. En ese tiempo, Daniel dirigía al Santos Laguna, cuadro que había contratado a Oswaldo Sánchez, el portero mexicano ante Ecuador.

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La actuación del 11 ecuatoriano atrajo al Travieso, quien recuerda que se comunicó con el arquero del Tri para preguntarle por el delantero: “Le llamé a Oswaldo y me dijo ‘No lo dudes, llévatelo”. Luego de platicar con el presidente albiverde, Alejandro Irarragorri, el club envió emisarios para conocer mejor a Benítez y, tras convencerse de que no solo era un buen futbolista, sino una buena persona (“Ayudaba siempre a la gente de su pueblo, Esmeraldas”, dice Guzmán), decidieron contratarlo y él demostró ser un acierto.

Su arranque vigoroso, su gambeta sorprendente y sus definiciones potentes o quirúrgicas, según requiriera el caso, lo convirtieron en pieza fundamental del cuadro lagunero, que se coronó en el Clausura 2008. Benítez permaneció otro año con Santos, hasta que las noticias de su talento llegaron a Inglaterra, a donde el Birmingham se lo llevó en junio de 2009.

En México la gloria

El paso del Chucho por Inglaterra no fue exitoso. Originalmente, el Birmingham lo había fichado por tres años, pero la falta de tendón en su rodilla derecha fue detectada en los exámenes médicos, y el club modificó el contrato a una compra protegida en la que solo pagó por el ecuatoriano dos millones de dólares por un año, con la opción de cancelar el fichaje al término del mismo.

El regreso de Benítez a los Guerreros fue exitoso, pues consiguió el título de goleo del Apertura con 14 tantos y ayudó al equipo a llegar a la final. Sin embargo, su ritmo anotador disminuyó notablemente en el siguiente campeonato y solo anotó cuatro veces.

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Christian tenía contrato con Santos por dos años más, pero para el Apertura 2011 llegó un nuevo giro del destino y se convirtió en el fichaje más caro en la historia del futbol mexicano: América pagó 10 millones de dólares por él. El delantero confesó que su familia “no se sentía bien en Torreón ya” por la inseguridad en aquella ciudad, las balaceras ocurridas en aquella ciudad tenían muy nerviosa a su esposa Lisseth Chalá (hija del ex delantero ecuatoriano Cléber Chalá): “Ella quería salir huyendo de Torreón y yo no me concentraba en lo mío”. Por ello decidió marcharse a la capital de México.

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“Velocidad, entrega, lucha, sacrificio y sobre todo capacidad goleadora lo distinguen” decía el boletín con el que las Águilas confirmaron el fichaje de Benítez. Y en efecto, el Chucho dejó bien claro que era un romperredes consumado. Cuatro torneos fueron los que pasó con América, y en los últimos tres (Clausura y Apertura de 2012 y Clausura 2013) se convirtió en Tricampeón de Goleo. Como americanista fueron 52 los tantos que Benítez convirtió, con lo que llegó a 103 en México. Además, su aportación frente al marco ayudó a su escuadra a ganar la liga del Clausura 2013.

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Chucho decidió marcharse a la liga de Qatar, lejos de la élite futbolística pero por un contrato en el que El Jaish le daría tres millones de dólares anuales y lo convertiría en el jugador mejor pagado en la historia de aquel país. Así, a inicios de julio de 2013 se marchó al medio oriente.

Desafortunadamente, no tuvo tiempo de dejar huella allá. Chucho solo jugó una vez con El Jaish (contra Qatar Sports en la Copa Sheikh Jassim), y en la madrugada del día siguiente, el 29 de julio, su historia tuvo un desenlace trágico. Desde aquellas lejanas tierras, en medio de versiones contradictorias (unas mencionaban un accidente de tránsito, otras un paro cardiorrespiratorio) surgió la noticia de que Christian había fallecido. Sufrió una apendicitis que, por no ser atendida, se convirtió en peritonitis y le quitó la vida.

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Orlando Narváez estaba llegando a El Sauce cuando fue informado del fallecimiento del Chucho, aquel niño al que él había formado como deportista. “Hay un dolor inmenso en el corazón -dijo -, Solo podemos pedir conformidad para su familia”. En medio de la pena, Narváez tuvo un pensamiento de consolación: “Él seguirá haciendo goles en el cielo”. Descanse en paz Christian Benítez.

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