Mohamed, GENIO de las semifinales
Con Rayados, el Turco puede repetir la épica que hizo con Xolos y América
En el Verano de 2011, Antonio Mohamed llegó a Tijuana, inmersa en una atmósfera estimulante tras el ascenso a Primera División de los Xolos. El argentino se aventuró en el banquillo de los Xolos y llegó para escribir el génesis de una historia única, envidiable, que hoy lo tiene como el genio de las semifinales de la Liga MX.
Mohamed acumulaba una efímera experiencia como entrenador en el futbol mexicano. Desde que se estrenó en 2003 con Zacatepec -el mismo club en el que acabó sus días como jugador- dirigió a Morelia, Querétaro, Jaguares y Veracruz, pero siempre arribó como relevista y nunca pudo llegar más allá de la Fase Regular.
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Cuando el Turco llegó al cuadro fronterizo fue de la misma manera: para suplir a Joaquín del Olmo y tratar de revitalizar a un equipo azotado después de 10 jornadas en Primera División en las que apenas sumó una victoria. “Nos enseñó a levantar la cara y recuperar el hambre que había perdido el equipo”, recuerda Javier Gandolfi, defensa y capitán del club.
Aunque en su primer torneo Mohamed no consiguió enderezar el rumbo de los Xolos y clasificar a la Liguilla, trazó la ruta para montar una revolución en el club. Acabó invicto y para el siguiente torneo libró el descenso y llevó al club hasta los Cuartos de Final, donde sucumbieron (4-3) estoicos ante Monterrey.
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La directiva del club no dudó en ratificarlo como el entrenador con el que desafiarían el Apertura 2012, semestre en el que demostró lo que era capaz de hacer. “Siempre nos decía: ‘en el futbol no se mirá el futuro, se mira el presente, lo que quieres vivir y lo que quieres conseguir hoy”, agrega.
Con esa mentalidad, Mohamed culminó un primer capítulo sublime en el gélido invierno de 2012: en las semifinales del torneo enfrentó al León y, pese a que perdió (2-0) en la Ida salió airoso tras golear (3-0) en el Estadio Caliente, un búnker en el que nunca perdió en la Fase Regular y Liguilla. La mejor parte llegó en la Final, cuando le pegó (2-1) a Toluca y acabó por alzar su primer título de Primera División (0-2) en el infernal Nemesio Diez.
Tras la gesta, Tony dirigió un torneo más pero no consiguió revalidar el título. En 2013 regresó a su natal Argentina para vivir su tercera etapa con Huracán y tras un paso exprés desembarcó en el América, el club que en el torneo Clausura de ese año había conquistado bajo la tutela de Miguel Herrera su título de Liga número 12 del futbol Mexicano.
Mohamed volvió a entintar la pluma y escribió con las Águilas un capítulo memorable, casi idéntico al que vivió con Xolos. Esta vez no fue relevista improvisado, pero sí tomó el cargo tras el fin de ciclo de su entrañable amigo, Herrera, con quien compartió las canchas en Toros Neza, club ahora está en la tercera división.
En el primer torneo también llegó a los Cuartos de Final y en el segundo superó la serie de semifinales ante Monterrey y consiguió su segundo título, que significó entronizar al América como el más ganador en la historia del futbol mexicano.
Después de un proeza semejante, su repentina salida por discrepancias con la directiva quedó solo en el anecdotario. Lo que realmente importó es que gracias a ello y al bendito futbol, Mohamed tiene la posibilidad de encaramarse como genio de las semifinales y aspirar de nueva cuenta a ser campeón, aunque esta vez con los papeles invertidos, como técnico del Monterrey y echando al América en la antesala por el título. Hasta ahora la etiqueta le pertenece. Dos semifinales de dos y por qué no tres finales de tres. ¿Lo conseguirá?