Pachuca y Chivas regalan vibrante partido

El Rebaño alcanzó el empate y acumula cinco partidos sin derrota
Tremendo duelo se vivió en el Estadio Hidalgo. Pachuca y Chivas exhibieron a sus joyas, demostraron su poderío y equilibraron en un marcador con múltiples emociones en las áreas, conatos de bronca y expulsiones que dejaron vibrando a todos los asistentes.
El principio fue como un duelo de box. Ambas escuadras se estudiaron de más, guardando su arsenal y esperando a que el rival cometiera el primer error para asestar el golpe. Pachuca de manera sorpresiva se replegó de más y con ello, Chivas se adueñó del dominio de la redonda gracias a las incursiones de Brizuela, que probó en par de ocasiones y que pudo haber hecho más daño abriendo en ambas ocasiones. Los Tuzos estuvieron apagados. Cuando todo estaba cantado para el empate al finalizar el primer episodio, Carlos Cismeros hizo gritar a la tribuna con su bello disparo al poste tras el tiro libre. Un ¡ahhhhhhh! exclamó el respetable con ganas de más emociones.
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Pero el segundo tiempo todo mutó. Pachuca fue una tormenta y muy pronto amenazó el arco de Cota. Apenas a dos minutos de reanudado Chucky encontró la profundidad que le fue negada en principio. Diseñó una pared estupenda con Jara y en lugar de rematar al arco, regaló el gol a Pizarro. Chivas automáticamente quiso cambiar esa mancha en el marcador y se fue al frente.
Almeyda tenía ya los cambios de Bravo y Chofis cuando Zaldívar ganó un penalti para el Rebaño. Gullit no dudó. Pidió la pelota y engañó al Conejo para poner el empate. A partir de ahí todo fue un ida y vuelta en el que se vio beneficiado Pachuca. Las constantes gambetas de Lozano desquiciaban a la defensa rojiblanca que se llenó de amonestados y pronto eso ocasionó la roja para Sánchez.
El anfitrión aceleró y parecía que todo acabaría con un knockout rotundo. Stefan Medina reventó el poste con un derechazo que pudo marcar las distancias necesarias pero no fue así. Chivas aguantó como pudo y al final, tras la expulsión de Medina y la igualdad de circunstancias, Gullit casi pone el doblete ante el club que lo vio nacer. En una jugada ejecutada a la perfección tras un tiro de esquina, cimbró el poste con potente cabezazo para el grito de euforia final. El empate fue justo para dos de los mejores contendientes.