Víctimas del Holocausto en el futbol
Julius Hirsch y otros históricos futbolistas, murieron a manos del nazismo
Este 27 de enero, se cumplen 71 años de la liberación de Auschwitz, uno de los campos de concentración más temidos de la Alemania Nazi. En aquel lugar, fallecieron muchos futbolistas, algunos de ellos eran figuras mundiales; sin embargo, ese sitio no fue el único donde leyendas del balompié perdieron la vida, por causa del Holocausto.
El Holocausto, fue uno de los episodios más terribles de la historia de la humanidad, comprendido entre 1938 y 1945, y en el que se llevó a cabo la persecusión y matanza, de cerca de seis millones de judíos, y otros cinco millones de personas, pertenecientes a otras etnias; en donde lamentablemente el futbol, una de las pocas formas de olvidar aquel penoso capítulo, también fue manchado.
En Auschwitz, se ejecutó a aproximadamente 1.2 millones de personas; y también fue el lugar donde fueron asesinados, una terna de talentosos futbolistas, que pasaron de héroes del balompié, a ser víctimas del Holocausto.
El primero de ellos era Julius Hirsch, alemán proveniente de una familia de clase media judía, que a los 17 años ya había debutado en el Karlsruher, club con el que destacó y al que entregó su alma. Para 1912, participó en los Juegos Olímpicos con la selección de Alemania, donde sobresalió por ser un futbolista de gran velocidad, que hacía temblar a las zagas rivales.
Julius Hirsch abandonó el futbol un par de años más tarde para enlistarse con el ejército alemán, junto con su hermano, para combatir en la Primera Guerra Mundial. Julius regresó con vida, pero su familiar no; y a su retorno, fue condecorado; sin embargo, jamás pensó que el Estado Nazi olvidaría sus servicios al país, pues cuando en sus años de retiro, entrenaba al Karlsrusher, tuvo que dejar al club de sus amores, por la persecusión que se dio en aquel tiempo.
“El amor que le tenía a este equipo al que he pertenecido desde 1902 ha desaparecido radicalmente. Quiero que quede claro el daño que nos está haciendo la nación alemana a un conjunto de personas decentes que hemos demostrado nuestro cariño a este país, incluso dando nuestra sangre por él”, señaló en una carta Julius Hirsch, cuando huyó con su familia. En 1943, fue capturado y enviado a Auschwitz, donde pereció. Su hija Esther, colaboró a hacerle honor a su padre, cuando finalizó el Holocausto, y ahora un premio en Alemania, recibe el nombre del ex futbolista.
Arpad Weisz, por su parte, de origen Húngaro, fue una estrella del futbol que brilló en Italia con el Alessandria y el Inter de Milan, donde le dio glorias al club; más tarde, dirigió al Bolonia, para hacerlo brillar a nivel internacional, hasta ser destituido por Benito Mussolini en 1938; obligando al jugador a huir del país.
El nacido en Hungría huyó con su familia a Holanda, donde hizo brillar al Dordrecht, y donde vivió tranquilamente hasta 1940, cuando el ejército alemnán ocupó Holanda y aprisionó a Arpad Weisz junto con su familia, dos años más tarde. Su esposa e hijos murieron en una cámara de gas del campo Cosel, y el futbolista pereció en Auschwitz, el 31 de enero de 1944.
El último de los futbolistas destacados que murió en Auschwitz, fue Eddy Hammel. Nacido en Estados Unidos pero de padres judíos y de origen holandés, país donde habitaron la mayor parte de los semitas, después de la Primera Guerra Mundial.
A los 20 años, Eddy Hammel debutó con el Ajax, donde destacó y jugó hasta 1930, cuando decide retirarse. Ya fuera de las canchas, era recurrente ver al nacido en Estados Unidos en los juegos de futbol, aunque fuese para mirar los partidos, o en los juegos de veteranos.
En 1940 comenzó a vivir oculto, y así permaneció durante 3 años, hasta ser arrestado y trasladado a Auschwitz, en enero de 1943, tres meses después murió en la cámara de gas del campo de concentración.
A estos tres jugadores que fallecieron en Auschwitz, sumamos la historia de quien es quizá, el peor enemigo futbolista del régimen Nazi: Matthias Sindelar, austriaco que se negó a portar la camiseta alemana, y dejarse ganar por el conjunto teutón, por simple amor a su patria, y al futbol.
El evento que más se recuerda de irreverencia de Matthias Sindelar hacia los Nazis, fue un partido entre Austria y Alemania, que fue supuestamente pactado para que el conjunto teutón ganara; no obstante, el cuadro austriaco se negó y derrotó 2-0 a la escuadra, donde Mathias anotó y fue a celebrar en la misma cara del ejército de Hitler.
Un año después de ese evento, Matthias Sindelar fue hallado muerto junto con su novia, italiana de origen judío, en Viena. La versión oficial señala que fallecieron asfixiados por la calefacción de su cuarto.