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Expedición Rosique: La chica que le habló de tú a Jordan

Por: Pepe Becerra 13 Mar 2018

Expedición Rosique: La chica que le habló de tú a Jordan

Es indiscutible que Mia Hamm fue la primera estrella global del futbol femenil, una superheroína para las niñas que crecieron en los años 90.

“Todo lo que puedas hacer tú, yo lo puedo hacer mejor”, decía aquel comercial de televisión en el que una chica, peinada con cola de caballo, retaba a Michael Jordan en diferentes deportes una y otra vez. Se enfrentaban en basquetbol, futbol, tenis, esgrima, atletismo, judo…

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“¿Quieres rendirte?”, se retaban el uno al otro. “¡No!”, contestaban. Aquella joven era Mia Hamm, la primera superestrella global de futbol femenil.

Eran los años 90, Estados Unidos causaba euforia con su equipo de chicas, campeonas del mundo. Hamm era la goleadora; carismática, fotogénica, y el rostro fresco que necesitaba el futbol femenil para explotar en el mundo. Pero más allá de su físico, Mia era una competidora incombustible, una atleta perfeccionista, que se convirtió en la figura de aquella fabulosa generación y entusiasmó a millones de niñas en todo el planeta.

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Su impacto fue tan grande que la empresa Mattel creó una Soccer Barbie, en su honor, que podía patear la pelota; Nike lanzó zapatos para jugar futbol con su diseño y firma; David Letterman y Jay Leno la invitaron a sus shows nocturnos en la CBS y en la NBC; un famoso shampoo la convirtió en su imagen; un cereal la puso en la portada de su caja; Nintendo le creó un videojuego donde sólo aparecían mujeres; la revista Sports Illustrated la colocó en su portada; mientras que la liga profesional de futbol femenil (WPS) utilizó su silueta para conformar su logotipo. Los 90 fueron los años de la Mia-Mania y eso convirtió a Hamm en la futbolista que más dinero ganaba en aquel momento.

Ni antes ni después

En su libro, Fuera de Serie, el prestigiado escritor Malcolm Gladwell sostiene que para tener éxito no sólo basta tener talento y practicar más de diez mil horas, sino que también hay que tener la suerte de nacer en el momento adecuado, ni antes, ni después. Así ha ocurrido con grandes empresarios, inventores y deportistas.

A diferencia de muchas mujeres que intentaron seguir su pasión por el futbol y chocaron –durante varias décadas– contra el muro de la segregación, Mia Hamm tuvo la fortuna de nacer en el momento justo y en el país correcto, para que su prodigioso futbol pudiera florecer y contagiar a las siguientes generaciones de jugadoras.

Hamm nació en 1972 y se convirtió en la jugadora más joven en portar la camiseta de la selección absoluta a los 15 años. Eran finales de los 80 y el futbol femenil se popularizaba entre las jóvenes estudiantes de los Estados Unidos, mientras que países como Noruega, Suecia, Japón y Alemania, iniciaban los primeros intentos de ligas profesionales: la Toppserien noruega (1984), la Damallsvenskan sueca (1988), la Nadeshiko League japonesa (1989) y la Frauen-Bundesliga (1990).

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Ante este creciente fenómeno, FIFA creó en 1991 la primera Copa del Mundo femenil. Para ese momento, Mia tenía 19 años y ya era una destacada futbolista de la Universidad de Carolina del Norte, con quien sería cuatro veces campeona de la NCAA y donde también estudió Michael Jordan. De hecho, muchas de sus compañeras la llamaban así en la cancha: Jordan.

Hamm llegó a aquel Mundial con la edad justa para participar y ser parte del equipo que conquistó aquel torneo celebrado en China. Ése sería el primero de los cuatro mundiales que jugó. Aquella victoria fue el inicio de una época de oro para el futbol femenil estadounidense, lo que provocó que los medios de comunicación tomaran en serio a esas chicas.

Durante los 90, Hamm y sus compañeras fueron medallistas en todos los eventos mayores en los que participaron: bronce en el Mundial de 1995, oro en el de 1999, bronce en el Mundial de 2003; así como el oro olímpico en Atlanta 1996; la plata en Sidney 2000 y el primer lugar en Atenas 2004. En todos esos podios estuvo Mia, quien en 2001 y 2002 fue la ganadora del FIFA Women’s Player of the Year, mientras jugaba para el Washington Freedom de la WUSA, la primera liga femenil que se creó en los Estados Unidos.

Una mujer influyente

Durante muchos años, Hamm fue la máxima goleadora del equipo nacional, hasta que en 2013, Aby Wambach superó su récord de 158 goles en 276 juegos internacionales. Sin embargo, Mia no sólo fue una rematadora asombrosa, sino una atacante multifacética. Hamm mantiene hasta hoy el récord de pases a gol en su selección con 145 asistencias.

Mia anunció su retiro en 2004 y se despidió de la selección nacional con una gira de diez partidos por Estados Unidos. El último lo jugó ante México en Los Ángeles, California, aportando dos pases a gol para el triunfo.

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En 2007, Hamm se casó con otra superestrella del deporte, Nomar Garcíaparra, shortstop de los Medias Rojas de Boston, dos veces campeón de bateo de la Liga Americana y seis veces invitado al Juego de Estrellas. Juntos formaron una influyente pareja en la industria del deporte, y hoy son accionistas del Los Angeles FC de la MLS, club donde milita Carlos Vela. Hamm, es además, miembro del consejo de administración del club Roma (propiedad del millonario estadounidense James Pallota), y fue embajadora internacional del Barcelona.

Es debatible si Hamm es o no la jugadora más brillante de la historia, porque ahí están también la brasileña Marta, la alemana Brigit Prinz, la japonesa Homare Sawa, o las estadounidenses Aby Wambach y Carly Lloyd, todas ganadoras del trofeo FIFA World Player; pero lo que es indiscutible es que Mia fue la primera superestrella global del futbol femenil, la “Beckham” de su entorno, una superheroína para las niñas de los 90, capaz de hablarse de tú con Michael Jordan, dentro de aquel comercial, y también fuera de él.

Mia Hamm futbol femenil

Foto perfil de Pepe Becerra
Pepe Becerra pepe El fútbol es una fiesta y a mi me gusta vivirla todos los días. Mi plan es ir a todos los mundiales desde ahora hasta el cajón. ¡Que vivan los Potros de Hierro del Atlante y el Real Madrid!
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