Fuerte, duro en la marca y poseedor de una entrega absoluta dentro y fuera del campo para honrar sus colores, es un líder y un estandarte de todo el americanismo.
El mítico 13 de las Águilas con su trote inconfundible hizo que todos los ojos se centraran en él y su fino trato al balón.
Nacido para ser el ícono americanista por excelencia, odiado por muchos, amado por otros, pero nunca ignorado.
Hijo de un ídolo clásico del América, Luis Roberto Alves forjó su propia leyenda con base en entrega, velocidad y goles, hasta ser el máximo anotador del club.
Pacomemo se ha sobrepuesto a todas las críticas, ha basado su carrera en luchar contra la adversidad para ‘callar bocas’, es el americanismo moderno encarnado.
Su nombre es sinónimo de americanismo, odiado por muchos, amado por otros, pero todos coinciden en que es el mejor foráneo que ha vestido la casaca azulcrema.
El Garrinchita fue un extremo derecho que, para Mario Lobo Zagallo parecía brasileño; Carlos Reinoso lo puso de volante de contención, zona en la que se convirtió en una leyenda.
La definición perfecta de ‘cazagoles’, así era Borja, un delantero que aprendió a vivir el americanismo y alimentarlo con anotaciones.
Por su entrega en la cancha, Fernando Cuenca, será siempre un hito del club.
El ícono americanista lo tenía claro, con las Águilas o con ninguno.
Tan pronto llegó al Nido, el entrenador encajó a la perfección.
Respira el americanismo desde la cuna y eso se plasma en sus definiciones.